Conasa
Funcionarios malévolos e incapaces de la era del prófugo, destruyeron grandes conquistas sanitarias que tomaron muchas décadas para poder cristalizarse en realidades valiosas y tangibles.
En búsqueda de una integración, se convoca a las entidades públicas, privadas, autónomas y comunitarias del sector salud y se crea en el 2002, el Consejo Nacional de Salud - Conasa, entidad cuyo fin era intercambiar experiencias con miras a una racionalización del sector en la búsqueda de una identidad de normas y procedimientos que permitiesen un ejercicio homogéneo, racional y productivo de la medicina a nivel nacional.
Posteriormente se promulga la Ley del Sistema Nacional de Salud que contemplaba la creación de los Consejos Provinciales, Cantonales y Parroquiales de Salud, estableciendo los niveles de complejidad para una adecuada regionalización de las prestaciones.
Con habilidad destructiva y perversa, la ministra Vance ilegalmente decapitó al Conasa, arrojó a su personal, nos arrebató el edificio (que deberá ser devuelto), sepultando el esfuerzo de lustros y liquidando a tan histórico organismo, al que le cedió caritativamente 2 cuartos en el décimo piso del MSP en la calle República del Salvador.
Éticamente y de manera acertada, la Dra. Irina Almeida lo mantuvo con actitud proactiva y mística de trabajo, recalcándose la labor de elevados quilates de la Conamei, la única que resistió el embate de la Vance, a cargo de profesionales versados científicamente, entre los que se destacan el Dr. Hugo Romo Castillo, un valiosísimo ejecutivo; el Dr. Felipe Moreno; el Dr. José Guanotasig; el Dr. Christian López; y la Dra. Tatiana Cárdenas, que han mantenido la producción de la Conamei con profunda dedicación y cuya rentabilidad es actualmente un orgullo para los ecuatorianos, que gracias a ese esfuerzo podrán contar con producciones importantes, como la XI revisión del CNMB.
Tras 9 años de silencio, reaparece la Conarhus para analizar la Política Nacional de Recursos Humanos con un documento que deberá ser ampliamente socializado. ¡Sigan sin desmayar!
Y sigo andando…