Depravación e incompetencia

¿Qué espera para actuar?
Sin duda la depravación marcó la tónica de un gobierno anterior que, durante su permanencia de diez años en el poder, superó con creces la capacidad destructora de la peor epidemia de marabunta que podía haber asolado al Ecuador.
Amparado en la Constitución del 2008, gracias a la cual bailó salsa del Carchi al Macará y controlando uno de los mejores precios del petróleo de todos los tiempos, manejándolo adecuadamente pudo, al margen de las obras por realizarse, cancelar la deuda externa del Ecuador y dejar al país en un ambiente de paz y bonanza financieras.
Pero se hizo todo lo contrario, contratándose obras en toda la nación, con sobreprecios descomunales, muchas de ellas inexistentes o inconclusas, paralelamente con otras prácticamente inservibles.
Pero lo más cruel y estrambótico de su gestión es que, incapaz de construir, se dedicó a destruir las obras e instituciones de mayor valía, destacándose su hambruna mefistofélica contra el Instituto Nacional de Higiene y Medicina Tropical Leopoldo Izquieta Pérez, al cual hizo desaparecer mediante el Decreto 1290, a todas luces ilegal e inconstitucional.
El daño ha sido catastrófico, pero lo que asombra es que las actuales autoridades, donde hay médicos y salubristas (¿?) siguen demostrando una incompetencia total, al mantener tal nivel de agresión a la población ecuatoriana casi sin inmutarse.
¿Qué valor podrá tener un programa de control de la desnutrición en la niñez ecuatoriana si no solo debemos alimentarla, sino conducirla biofísica-sociológica y espiritualmente, es decir darle una atención completa, reforzando al PAI o Programa Ampliado de Inmunizaciones, que marchaba exitosa y paralelamente con el INH, que entre otras acciones controlaba aleatoriamente la composición de las sales que se comercializan en el país para comprobar si su contenido es completo en cuanto a yodo se refiere?
Espanto de los espantos: el vicepresidente tiene metido en el cajón de su escritorio, desde hace dos años, el proyecto íntegro de rehabilitación del INH Leopoldo Izquieta Pérez. ¿Qué espera para actuar?
Y sigo andando…