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Medicamentos (III)

Avatar del Luis Sarrazín

Caótico y casi criminal es el que las autoridades demuestren que solo les interesa comprar medicamentos simplemente baratos, sin importarles para nada su calidad y los efectos que tendrán estos sobre los pacientes.

La elaboración de medicamentos requiere de una infraestructura con tecnología de punta. Pasando por una bodega especializada para materia prima de alta pureza con una vigencia paralela a la fecha de expiración del producto terminado y siguiendo por las cámaras de preparación y mezcla con la utilización de excipientes de primera, cápsulas de gelatina de calidad, viales estériles, blisteadoras modernas, y contando con un personal altamente calificado.

Una vez elaborados, pasarán por las pruebas de dureza, disolución, potencia microbiología, biodisponibilidad ‘in vitro’ o ‘in vivo’, bioequivalencia e intercambiabilidad, para que una vez terminados se hagan los cálculos de precios para promoción y venta.

La sede de la empresa contará con una oficina administrativa de acuerdo a las regulaciones del país para su accionar comercial, luego de lo cual procederá a la obtención del Registro Sanitario para la correspondiente comercialización de sus fármacos.

El Sercop -que aún no ha sido eliminado- nada de esto observa en las subastas de medicamentos que organiza, únicamente cuenta el precio, de suerte que se los adjudican a empresas fantasmas, a oferentes no calificados, a productos sin ninguna certificación de calidad, a aquellos que participan como personas naturales carentes de representación empresarial alguna en el país, quienes no tienen capacidad para cumplir sus compromisos, etc.

Caótico y casi criminal es el que las autoridades demuestren que solo les interesa comprar medicamentos simplemente baratos, sin importarles para nada su calidad y los efectos que tendrán estos sobre los pacientes.

La conciencia gubernamental se tranquilizará sabiendo que al paciente le entregaron todos los medicamentos que le fueron prescriptos; su ingesta y lo que les suceda al aplicárselos o ingerirlos, ya sea que se curen, se mejoren o se mueran, ya no les importará, pues siempre se podrá culpar a la enfermedad de lo que acontezca, y las consecuencias de su macabra negligencia seguirán encamadas o reposarán bajo tierra, sin que esto los despeine o les quite la sonrisa.

Y sigo andando…