Perdido

Nadie podrá convencerme de lo contrario, en el sentido de mi criterio al afirmar que Salinas se encuentra bajo una especie de maldición que se ha ido fortaleciendo últimamente gracias al paso de un rebaño de alcaldes y gobernadores que jamás se interesaron en hacer crecer, proteger y engrandecer a tan hermoso balneario, toda vez que se preocuparon por enriquecerse asaltando las arcas municipales, localizando los predios sin dueño aparente o que estaban en mora respecto al pago de los impuestos prediales, para apoderarse de ellos e impúdicamente, edificar edificios con recursos imposibles de justificar, etc.

No mencionaré a ciertos alcaldes cuyos levantes e inmoralidades se publicitaban hasta por el micrófono instalado en el carro recolector de basura, sino que me referiré a los últimos gobernadores de la provincia, que han resultado un verdadero fiasco.

Fulton Anchundia, un comerciante conocido que apenas fue nombrado, prácticamente jamás nos dio audiencias y víctima de una crisis de epilepsia lingual, mintió descaradamente al afirmar que las gráficas y las tomas del último carnaval, eran de “otras épocas”.

El señor presidente debe informar al nuevo gobernador José Álava, que es su representante en la provincia, para ver si despierta ante el accionar de vacunadores, asaltantes de restaurantes y comerciantes, presencia de sicarios, deambulación de drogadictos, campaneras que en pareja pasan timbrando en domicilios para ver cuál no responde e informar a sus bandas como adecuada la propiedad para ser asaltada, los 10 asesinados en los primeros cinco días del mes, etc.

Un grupo de ciudadanos tuvimos una cita con el gobernador el sábado 4 a las 9h00, pero como no nos la confirmaron, nos quedamos en Guayaquil. El gobernador, haciendo gala de descortesía, mala educación e indiferencia ante la gravísima problemática del balneario, los dejó varados pues nunca se presentó.

Señor presidente: ¿será acaso esta la forma de atender los acuciantes problemas de tan importante balneario de la costa ecuatoriana? Confiamos en usted y le rogamos nombrar gobernadores de verdad.

Y sigo andando…