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Luis Villacrés: Legítima defensa

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Ojalá fuéramos capaces de hacer lo mismo aquí en nuestro querido Ecuador

El Congreso peruano acaba de aprobar una reforma a su Código Penal, Ley 32026, para ampliar los alcances de lo que se entiende como un acto de legítima defensa, considerando la peligrosidad de la agresión. Según esta reforma quedarían exentos de responsabilidad “quienes actúen en legítima defensa, con uso de la fuerza, incluyendo en forma letal”.

La legítima defensa puede justificarse en casos de “una agresión, irrupción, ingreso violento o subrepticio dentro del inmueble, vehículo u otro medio de transporte en el que se encuentre legítimamente; dentro de su negocio, empresa, asociación civil o lugar de trabajo o dentro de un inmueble sobre el cual ejerza la legítima propiedad o la legítima posesión con título él o sus parientes, hasta el tercer grado de consanguinidad o tercer grado de afinidad”.

La Ley 32026 también modifica el Código Procesal Penal para establecer que no procederá la prisión preventiva en casos de legítima defensa propia o de terceros, excepto si existen antecedentes o pruebas contundentes que justifiquen la existencia de un delito o una sentencia condenatoria firme.

Estas reformas permitirán que la fuerza pública en particular y los ciudadanos en general, puedan actuar en defensa propia, en caso de agresión, de extorsión o amenaza, en defensa de sus bienes, sus negocios, su integridad, en intentos de asalto o de secuestro.

La Asamblea Nacional en vez de intentar destituir a la fiscal, que solo cumple con su deber, o de querer interferir en la administración de Justicia, reformando leyes en forma velada, debería legislar en forma similar al Congreso peruano, creando medidas de protección para los miembros de la fuerza pública y ciudadanos honestos, que diariamente son agredidos de una y mil formas por los delincuentes, terroristas y narcotraficantes.

Estamos en estado de guerra contra la inseguridad, contra los delitos que afectan nuestra paz y el normal desenvolvimiento de todas nuestras actividades, de nuestros negocios, desde los más pequeños emprendimientos familiares, tiendas de barrio, restaurantes hasta empresas o establecimientos más formales.

¡Ojalá fuéramos capaces de hacer lo mismo aquí en nuestro querido Ecuador!