Luis Villacrés: Libros azules
La defensa del Ecuador tanto en la OEA como en La Haya ha sido muy acertada
El Ecuador debería utilizar lo conocido en el mundo diplomático como Libros Azules, que es una argumentación minuciosa de su verdad, un relato completo de su posición, incorporando todos los antecedentes, la relación cronológica de los hechos, nuestras argumentaciones y justificaciones en el actual ‘impasse’ con México, de haber tenido la necesidad de entrar a la fuerza a la sede diplomática en Quito, después de haber interpuesto nuestras objeciones y solicitado se niegue el asilo a Glas.
Los Libros Azules son un sistema de difusión diplomática, donde un país documenta en forma cabal sus razones. El Ecuador está obligado a hacer su Libro Azul y difundirlo en todas las cancillerías y países, explicando que su actuación fue en respuesta a lo que México hizo. Reaccionar debidamente frente a un conjunto de hechos e injustas agresiones del gobierno mexicano.
La captura de Glas dentro de la embajada se dio luego de la concesión ilegal de un asilo que no correspondía. Fue consecuencia de usar indebidamente su sede diplomática para refugio de un reo condenado por delitos comunes, que obtuvo su libertad provisional luego del pago de una coima de 250 mil dólares al juez que se la concedió. Glas por ningún motivo puede ser considerado perseguido político. La ilegalidad del asilo produjo la justa decisión del Ecuador de hacer respetar sus derechos y evitar que se fugue un reo penalmente condenado.
El analista boliviano Carlos Sánchez opina “que tanto manipular la figura del asilo para proteger a un delincuente, como violar el principio de extraterritorialidad de la embajada, son ambos hechos ilegales; lo que corresponde ¿es ver cuál sucedió primero?”. La ilegalidad la cometió México cuando permitió el ingreso de Glas en su embajada, cuatro meses atrás, y luego al conceder el asilo político. La decisión del Ecuador “fue un acto de represalia que se torna lícito por el conjunto de hechos, advertencias e incidencias previas del gobierno de México, quien estaba violando el derecho internacional”.
Ecuador solo actuó en consecuencia; está tácitamente exculpado y no merece el repudio ni la condena internacional. La defensa del Ecuador tanto en la OEA como en La Haya ha sido muy acertada.