¿Dónde vas a nacer?
Me pregunto ¿dónde vas a nacer, Jesús? Solo te ruego que nos dejes ver que no eres un Dios inaccesible y que nos quieres inundar con tu ternura.
Nunca le interesó la política, en realidad solo deseaba que su marido esté feliz trabajando en eso, que la mantenga para poder estudiar artesanía de belleza. Su madre, Candelaria, siempre le dijo que la habilidad de sus manos era envidiable. Un día, en las revueltas sociales, su marido no volvió y, efectivamente, sucedió lo que imaginó. A la tarde, lo que quedó de la moto la dejaba imaginar el horror de pensar cómo murió.
La historia de Nereida no es la única de desesperanza, incluso en la misma cuadra vivía Carlos Joaquín, quien a pesar de guardar el secreto de ser portador del VIH no perdía la fe en salir adelante aun cuando tenía casi cuatro años desempleado; hacía cualquier oficio. Tengo que vivir para que mi familia pueda comer, pensaba.
Valentina, de 20 años, estaba embarazada cuando sus hermanos mayores le anunciaron que debían salir rápidamente, que tendrían medio día para recoger lo necesario y, si bien no tenía marido, sus cositas eran varias, no podían caber todo en un solo bolso. Había guardado todo para su bebé, incluso, una amiga le había regalado un esterilizador de biberones y unas colchitas españolas.
Todos ellos migraron, están en la misma foránea ciudad.
Nereida es subcontratada por el talento de sus manos, hace trenzas, peina y borda; la dueña del local le ha rogado que cambie su acento porque si descubren que es extranjera corre riesgos de perder su local.
Carlos Joaquín pasa por esa calle casi todos los días, porque al frente está ubicado el hospital donde recibe su tratamiento retroviral, lo que no tenía en su país.
Valentina sale de noche, hace bulla, ella es rebelde; su hijo nació con síndrome de abstinencia. Necesita dinero para salvarlo. Ella sospecha que ha sido condenada a la adicción, el negocio de su familia, piensa, Solo quiere un refugio seguro para su bebé. Salvarlo a él.
Me pregunto ¿dónde vas a nacer, Jesús? Solo te ruego que nos dejes ver que no eres un Dios inaccesible y que nos quieres inundar con tu ternura.