‘Green Deal Europeo’: motor para un desarrollo diferente
'La hoja de ruta contiene acciones para impulsar el uso eficiente de los recursos, para promover una economía limpia y circular, para revertir la pérdida de biodiversidad y reducir la contaminación’.
Negar que el clima está cambiando ya no es una opción. Los nuevos líderes de la Unión Europea que se posesionaron a finales de 2019 lo entendieron cuando prepararon sus planes para los próximos 5 años. Pusieron el clima como una de sus prioridades más importantes. Úrsula von der Leyen, la nueva presidenta de la Comisión Europea, propuso un plan que se bautizó como el Pacto Verde y lo defendió como la Nueva Estrategia de Crecimiento de la Unión Europea.
Una estrategia que no presenta la lucha contra el cambio climático como un factor que frene el desarrollo sino más bien como un desafío positivo, enfocado en convertir los retos en materia de clima y medio ambiente en oportunidades. Es una estrategia muy ambiciosa que tiene ya un apoyo muy fuerte, sobre todo de los ‘millenials’ europeos.
La presidenta von der Leyen presentó su Pacto Verde como una transformación de nuestro modo de vivir, de trabajar, de producir y de consumir; como un plan que aspira a que los ciudadanos se vuelvan más sanos y las empresas más innovadoras; como una estrategia incluyente: de todos para todos, por el bien del planeta y de la vida que sustenta, por el patrimonio natural, la biodiversidad, nuestros bosques y nuestros mares.
El Pacto Verde es un compromiso comprehensivo. Es un objetivo y una hoja de ruta para llegar al objetivo. El objetivo macro, todo lo que se mencionó antes; el objetivo micro, el construir una Europa que se convierta en el primer continente climáticamente neutral en 2050. La hoja de ruta contiene acciones para impulsar el uso eficiente de los recursos, para promover una economía limpia y circular, para revertir la pérdida de biodiversidad y reducir la contaminación. Describe las inversiones necesarias y los instrumentos financieros disponibles. Abarca todos los sectores: el transporte, la energía, la agricultura, la infraestructura, la industria. Para llegar a estas metas en muy poco tiempo, la Comisión Europea presentará una Ley del Clima Europea, una Estrategia sobre Biodiversidad, una nueva Estrategia Industrial, un Plan de Acción de la Economía Circular, se endurecerán los objetivos de emisiones para 2030 y se propondrá también una estrategia sobre alimentación sostenible denominada De la Granja a la Mesa.
La Unión Europea siempre ha sido un protagonista importante en la lucha contra el cambio climático pero nunca se ha atrevido a aspirar a una meta tan drástica. Llegar a cumplirla va a ser costoso, se estima que hasta 2030 se invertirán EUR 260 mil millones más por año de lo que se gasta ahora. En total se calcula que la ambición climática puede llegar a costar al menos un 1,5 % del PIB de la UE, fondos que deberían venir del sector privado y del sector público. Por parte del presupuesto de la Unión Europea, está previsto que al menos el 25 % se reserve para la acción por el clima, ‘inter alia’ para financiar un ‘Mecanismo para una Transición Justa’, con el fin de ayudar a las regiones que siguen muy dependientes del uso intensivo de carbono y a los ciudadanos que serán más afectados por la transición económica.
¿Se preguntarán si los europeos no entendieron que los retos del cambio climático reclaman una respuesta mundial y que sus acciones no tendrán efecto ninguno sin un compromiso global? La respuesta es sí, pero consideran que el esfuerzo vale la pena y que, de hecho, no se trata de esforzarse, sino de buscar un crecimiento diferente, de mostrar al mundo que “sí se puede” y que el reto de la lucha contra el cambio climático es al final un motor hacia este crecimiento diferente.