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El rol del entorno

Avatar del Mariasol Pons

"No hay democracia si el entorno no se compromete. La observación, el seguimiento y el exigir que se respeten las normas básicas validan el juego que jugamos...’"

El rol del entorno es fundamental para determinar el curso, especialmente en la cosa pública. Esta semana hemos visto el entrampamiento de un país polarizado cuyos resultados electorales están por determinarse mientras escribo esta columna. La presidencia de Donald Trump ha estado marcada por exabruptos y una serie de declaraciones sin precedente, pero esta vez el entorno dijo basta.

Mientras el presidente sostenía en rueda de prensa que habían votos legales e ilegales en el conteo de votos presenciales y postales, los medios -incluido Fox News- interrumpieron el discurso para precisar que no había evidencia de dicha ilegalidad o fraude electoral. En un discurso plagado de adjetivos el presidente no respondió las preguntas de la prensa. En la calle se contraponían quienes querían que se cuente cada voto y quienes apoyan las demandas del presidente de detener el conteo de votos. Además de la gran desconfianza institucional que se siembra en el país y en el mundo con respecto del manejo de la cosa pública (y cómo esto incide en el liderazgo mundial de Estados Unidos en un contexto que parece afectarle cada vez más) hay un tema profundo de gobernabilidad y crisis social.

En la Cámara el control se mantiene en el partido Demócrata y en el Senado el control lo mantienen los republicanos, es decir que se ratifican los cuatro años anteriores con altibajos en la pérdidas y ganancias de cada partido.

Desde hace meses el discurso político venía anunciando un cuestionamiento ‘a priori’ del resultado electoral. Las encuestas anunciaron una contienda reñida y para eso se prepararon, especialmente los demócratas, con el voto anticipado que afecta la curva según el debido proceso de cada estado de contarlo primero o después que el presencial. Por eso también las curvas en el conteo del voto, estados que vuelven a ser azules o que vuelven a ser rojos. Sobre esto el candidato Biden dice que será el presidente de todos, pero no todos lo apoyan.

Desde lejos es confuso que los votos se demoren tanto en ser contados y eso despierta suspicacias; la mayor de ellas, que aún se reciban papeletas electorales cuando el proceso ya se cerró.

Las demandas al proceso deben ser estatales, los jueces estatales necesitarían aceptar la impugnación y ordenar un recuento, y luego se les puede pedir a los jueces de la Corte Suprema que cambien el veredicto. Parecería que los tiempos están apretados para que todo esto se dé pues el cambio de mando está estipulado para el 20 de enero 2021. Si algo nos dice este 2020 es que todo nos pone a prueba.

Empecé mencionando el rol del entorno; más allá de las adiciones o rechazos personales hacia los candidatos el debido proceso y el respeto a los hechos debe mantenerse para no destapar la olla del caos. Es aquí donde acciones como la de los medios el día jueves para destacar que el presidente estaba estableciendo hechos sin evidencias es esencial en el ejercicio de la democracia. No hay democracia si el entorno no se compromete. La observación, el seguimiento y el exigir que se respeten las normas básicas validan el juego que jugamos, de otra manera estamos jugando a otra cosa. Los errores de cada candidato quedan para análisis posterior, pero el rol de entorno es para ahora.