Bienvenido

"Le doy la bienvenida al 2021 a sabiendas de que es una inevitabilidad y de que el 2020 nos dejó bastante cansados; que las metas empresariales del 2021 son cuesta arriba porque toca remediar los problemas que arrastramos..."
Bienvenido 2021, no porque será fácil, sino porque le tengo curiosidad. Le doy la bienvenida más allá de mis metas personales que rellenan la hoja de desafíos y la probabilidad de lograrlos o no, sino por las metas que como país tendremos que lograr este año.
Este año tenemos la gran oportunidad de escoger un nuevo presidente cuya propuesta de gobierno sea contundente ante los grandes desafíos económicos y sociales del país. Esta es una oportunidad inmensa de enrumbarnos por la vía del fortalecimiento del comercio, de programas sociales, de fortalecimiento de la dolarización y de acuerdos comerciales con verdaderos aliados estratégicos, pero también de reducir el tamaño del Estado para que sea sostenible.
Digamos que lo más difícil no es ganar las elecciones sino gobernar un país cuyos vicios parecen no corregirse.
Le doy la bienvenida al 2021 a sabiendas de que es una inevitabilidad y de que el 2020 nos dejó bastante cansados; que las metas empresariales del 2021 son cuesta arriba porque toca remediar los problemas que arrastramos del pasado, pero ¿es eso una novedad? Todo lo contrario, es un ciclo que se repite con la oportunidad de detenernos, evaluar y actuar.
El petróleo ha mantenido su cotización y el ministro ha anunciado que el precio contemplado en el presupuesto del Estado es conservador. Ojalá no haya sorpresas mayores con respecto a esto, pues es necesario aumentar la producción diaria.
La pausa debe servir para alentarnos a solventar los objetivos de este año y mi positivismo puede que suene a cliché, pero la vida continua y ¿qué es la vida sino un cúmulo de situaciones que prueban nuestra capacidad de resolverlas adecuadamente?
Cansados estamos de ver que el Estado cuesta demasiado, cansados estamos de ver gente corrupta por todos lados y estamos cansados de tener que quedarnos callados por temor a las represalias.
Además de la COVID-19, nuestro país está azotado por la violencia, los asesinatos y el sicariato, así como la estadística de narcotráfico, que va en aumento; situaciones que requerirán de mucho tesón por parte del nuevo gobierno y de nosotros que, como ciudadanos, conocemos que esa lucha está bastante perdida en el mundo entero.
¿Qué vamos a hacer entonces? Pasado mañana salimos a trabajar como cualquier lunes, solo que será el primer lunes de año y toca meterle harto ñeque porque esta situación no se resuelve sola. El estado de excepción se acabará, en teoría, dentro de varios días, y debemos esforzarnos para recuperar el ánimo, para que los niños vuelvan al colegio, para recuperar la cartera de cobranzas, para ser creativos en la búsqueda de soluciones y productos en un mercado que para muchos cambió. Por sobre todo, Ecuador entero tiene que trabajar por recuperar la fe en que podemos potenciar nuestras fortalezas para crecer productivamente y no vivir del amarre. Tenemos que desadaptarnos de la corrupción.
En resumidas cuentas: un año más, pero el 2020 no fue cualquier año. Bienvenido 2021 porque ya por ahí dejamos al 2020 atrás. Este año tendremos que enfrentar la mutación del virus y capaz venga otra también; aunque ya llegue la vacuna, los médicos la seguirán llevando dura.
Y ya está, bienvenido 2021; con todas tus vainas, bienvenido.