Estamos hartos

La votación de la Asamblea asienta ese constructo maldito de una sociedad corrompida que es la impunidad
Hartos de que nos vean la cara de zoquetes. La noticia reportada: "La Asamblea Nacional aprobó la madrugada de este 10 de marzo de 2022 las amnistías que favorecen a 268 personas entre defensores del agua, defensores de la naturaleza, de los territorios comunitarios y personas procesadas por las movilizaciones de octubre de 2019." Y continua: "Para la aprobación del informe se unieron los votos de asambleístas de Unión por la Esperanza (UNES), de Pachakutik, algunos de Izquierda Democrática (ID) e incluso se pronunciaron a favor de este documento legisladores que son parte de la Bancada del Acuerdo Nacional (BAN)". Leo esto y la indignación despierta iracunda: "personas procesadas por las movilizaciones de octubre...". Mi mente novelista vuela al recuerdo de ese momento cuando en Quito las cosas empezaron a salirse de control y Guayaquil entró en una operación logística de bloqueo liderada por el gobernador Duart. Era octubre de 2019, el mundo ni se olía que un virus pondría patas arriba nuestras vidas.
El país fue aterrorizado por cabecillas con poder de movilización y tácticas de guerrilla. Pensamos que "ya mismo se controla esta vaina", pero el toque de queda fue enfático. Una alianza violenta se jugaba el todo por el todo. Cuando empezaron a incendiar Quito pensamos que las cosas estaban en su pico, vimos el desfile de tanquetas que entraban a controlar la situación; cuál fue la sorpresa ciudadana cuando los policías y militares tenían miedo de actuar frente a los violentos porque no tenían las garantías para hacerlo. Era un claro intento de tumbar a Lenín Moreno, solo que no funcionó. La imagen de la Asamblea ocupada a la fuerza, esa misma institución que hoy perdona lo imperdonable. Ciudadanos teniendo que salir con armas blancas o de fuego para defenderse, porque la amenaza que parecía de película estaba fuera de la puerta de su casa, en carne y hueso, acechando con el espíritu ciego del odio, pero sin lógica inmediata. La votación de la Asamblea asienta ese constructo maldito de una sociedad corrompida que es la impunidad. No crean que me olvido, en mi recuerdo de las cosas, del secuestro de periodistas por parte de líderes indígenas. La vejación, el miedo, la amenaza, la soberbia y la ceguera producto de un shot biológico de adrenalina y la insensatez de creer que esos minutos son eternos. Cómo olvidar la foto de la prefecta del grillete y su cómplice con una sonrisa más grande que su conciencia fotografiándose con el edificio de la Contraloría General de Estado en llamas. Ese edificio que costó millones de dólares, millones que no fueron a salud, ni a educación, ni a programas sociales sino al retrete de las obras nefastas. Cómo olvidar al periodista al que lanzaron piedras a la cabeza por la espalda, cómo olvidar la explosión en Teleamazonas, cómo olvidar los saqueos y la destrucción, cómo olvidar el sonido constante de los helicópteros sobrevolando territorio, cómo olvidar el terror de pensar "a dónde migro porque esto es invivible2. Vuelvo al presente, hay que controlarse para escribir del tema. Esta gente se las tomó contra la policía, el sistema no protege ni al ciudadano, ni al policía. Este hecho produce vergüenza y rechazo absoluto. No puedo entenderlo, estoy harta de tanta sinvergüencería, quiero pensar que muchos estamos hartos.