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Martín Pallares: Los apoyos a Maduro apestan a mafia

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Es indudable que la actitud que ha tenido Luisa González y todo el correísmo frente al tema es
desgastante

El dato sobre la salida del equipo de estrategas de Luisa González puede ser un indicador más fidedigno sobre la campaña correísta que muchas encuestas. De lo que se conoce, el comando conjunto del correísmo ha decidido reemplazar a ese equipo por otro dirigido únicamente por uno de los hombres más cercanos a Rafael Correa: Vinicio Alvarado. Se sabe que cambiar un equipo ganador es la peor idea que puede tener un estratega.

El dato sobre el cambio de estrategas parece confirmar la información que ha salido en muchas encuestas. Y, sobre todo, una impresión que es imposible evitar sentir en la calle y en las redes: la figura de Luisa González está estropeada y su campaña mueve muy poco, a no ser por los miles de afiches que se han colgado en casi cada poste del país. ¿Por qué se produce esta impresión? Está claro que el correísmo se ha dedicado a reproducir viejas fórmulas proselitistas en medio de un país que ha cambiado mucho en los últimos 10 años. Basta ver ese video que circula en redes en el que se ve a Luisa González dizque cantando y con una risa postiza e impostada en un carro con un conocido influencer, por las calles de Guayaquil. Luisa, desde el debate, ha proyectado una imagen de poquita cosa, sin una identidad que llame la atención del electorado y haciendo papelones como el que hizo con Fernando del Rincón cuando este le preguntó por su opinión sobre el carnicero Nicolás Maduro.

Aunque no se puede achacar el desplome de Luisa González únicamente a su relación con el tirano, es indudable que la actitud que ha tenido ella y todo el correísmo frente al tema es desgastante. La filiación y apoyo que han mostrado estas últimas semanas Rafael Correa, ella y todos los lugartenientes del correísmo (léase Aquiles, Pabel, Marcela y Paola) con la tiranía venezolana no hace únicamente despertar reticencias ideológicas en sectores del electorado, sino que parece confirmar una imagen que el correísmo ha proyectado en los últimos meses: la de mafiosos. Maduro y su tiránico régimen, donde hay figuras siniestras como las de Diosdado Cabello o Padrino López, es una organización mafiosa que ni siquiera hace un mínimo esfuerzo por ocultarlo. Resulta imposible explicarse la estúpida idea correísta de insistir en la filiación con el madurismo, sin pensar lo inevitable: ahí está la mafia.