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Martín Pallares | Atamaint: una demanda que huele a Bélgica

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Es evidente que la demanda está concebida como un mensaje para que nadie vuelva a acusar a Atamaint de haber permitido la ilegalidad...

La demanda de Diana Atamaint en contra del columnista Roberto Aguilar por un acto de violencia de política de género es tan absurda que la demandante se pone en evidencia: su verdadera intención es la de hacer con este caso una defensa del derecho de Rafael Correa y Jorge Glas a hacer política.

Según Atamaint, Aguilar ha incurrido en un acto tipificado en el Código de la Democracia que establece que serán sancionadas las personas que descalifiquen a las mujeres “durante el proceso electoral con base en estereotipos de género”. De acuerdo con la presidenta del CNE, Aguilar cometió ese delito por decir, en su artículo “Diana, levántate y anda”, que a la hora de hacer respetar las normas electorales ella ha actuado con “la diligencia de un cadáver”. También, Atamaint se queja de que Aguilar la haya calificado de “pusilánime” por no hacer respetar la ley. La funcionaria está perdida porque nada de lo que le dijo Aguilar es un estereotipo de género. Por el contrario, todo lo que le dijo podía haberlo dicho a un hombre: hay cadáveres hombres como también hay hombres pusilánimes.

Estereotipo de género es, en realidad, cuando un hombre menoscaba la participación política de una mujer diciéndole que debe dedicarse a tareas que se suponen son femeninas. Como cuando Rafael Correa le dijo a Cynthia Viteri que en lugar de dedicarse a la política debería dedicarse al maquillaje.

¿Qué queda de la demanda si se retira el absurdo de las imputaciones legales que le hace al columnista? La mayor parte de las citas que hace Atamaint tienen que ver con las críticas que Aguilar le hace por haberse hecho de la vista gorda ante la participación política de Correa en la campaña de la ‘Liga Azul’ para los consejeros del CPCCS y la presentación de Glas en la convención nacional de su partido en Portoviejo. Es decir, la funcionaria se esmeró en incluir la mayor cantidad posible de referencias a la participación política de Correa y Glas. Es evidente que la demanda está concebida como un mensaje para que nadie vuelva a acusar a Atamaint de haber permitido la ilegalidad de la participación política de Correa, Glas o cualquier otro de la camarilla. Si se piensa que la demanda se hizo luego del viaje que hizo Atamaint a Bélgica el 31 de octubre, la demanda huele mal. Apesta, en realidad.