Martin Pallares | Lo de Carlos Pólit fue brutal
El que todo eso haya sido confirmado ante un juzgado en los EE.UU. tiene mucho peso
Si no era porque en Ecuador hubo demasiada acción, el juicio a Carlos Pólit en Miami hubiera sido mucho más sonoro de lo que fue. Lo de Pólit no es cosa de poca monta y vale la pena hacer un desglose, aunque sea parcial e incompleto.
Primero está lo de Odebrecht: que tres altos ejecutivos hayan detallado e insistido en la forma en que esa empresa sobornó a funcionarios del gobierno de Rafael Correa y a su contralor 100/100 no es pelo de cochino. La babosa excusa del ‘lawfare’ se derrumba y las certezas de que ese gobierno estaba corrompido hasta la médula quedan reforzadas. El que todo eso haya sido confirmado ante un juzgado en los EE.UU. tiene mucho peso y la cantaleta que Rafael Correa y Jorge Glas recitaban sobre ese tema ya no es creíble. De hecho, se ha reducido a lo que los gringos dicen “caca de toro”.
Luego está la figura de Pólit. Era una suerte de vacunador que no perdía oportunidad para sacar tajada de funcionarios públicos y privados. Y, lo que es aún más grave, tenía una relación muy productiva con un personaje clave en la estructura del correato: Pedro Solines. Sin esa relación, Pólit no hubiera podido conseguir las jugosas coimas que consiguió por hacer ‘lobby’ a favor de Diego Sánchez Silva para que mantuviera sus contratos con Seguros Sucre. Y si Solines tenía el apalancamiento para serle útil a Pólit es por la estrechísima relación que tenía con Rafael Correa: fue su secretario de la Administración.
Está también lo de Seguros Sucre: quedó en evidencia que esa empresa que el correato estatizó sirvió básicamente como una máquina de corrupción. Lo que apareció en el juicio es apenas una parte de lo que ahí debe haberse jugado, porque solo se ventiló lo que pasaba por manos de Diego Sánchez. Que las administraciones de Lenín Moreno y de Guillermo Lasso no hayan destapado toda la cloaca y el hecho de que solo la justicia gringa haya sido capaz de hacerlo, es deprimente. Nunca se hizo la auditoría forense internacional que era necesaria para eso.
Lo del juicio a Pólit no va a acabar ahí: Juan Ribas Domenech, de Seguros Sucre, será deportado y en Ecuador habrá otro proceso en el que posiblemente cantará. Sánchez, por su lado, ha dicho que no quiere quedarse en EE.UU. y que volverá a Ecuador. Es de esperar que quiera colaborar con la Fiscalía.
El concierto no ha acabado.