Premium

Martin Pallares: ¿Y los de Cumbayá, nada?

Avatar del Martin Pallares

¿No tienen ideas ni planteamientos para mejorar al país donde, se supone, vivirá su descendencia? ¿No quieren un mejor país?

Las taras regionales que aún subsisten impiden la evolución del debate nacional sobre los temas públicos. El domingo anterior, en esta misma columna, se planteaba el hecho de que al menos trece protagonistas electorales para el 2025 viven en Samborondón, una burbuja urbana donde se concentra gran parte de la riqueza del país. En la columna no se calificaba como bueno ni malo tal fenómeno, solo se planteaba la interrogante sobre las razones para que este se haya producido. Que las dos terceras partes de las figuras, con alguna incidencia electoral, se concentren en un territorio de apenas 252 kilómetros cuadrados y con gran parte de la riqueza del país es un fenómeno que amerita un debate y un estudio. Pero en lugar de al menos tratar de responder la interrogante, la respuesta fue la de acusar a su autor de regionalista.

La verdad es que si el hecho de que trece figuras políticas con incidencia electoral vivan en Samborondón merece un análisis, también lo merece el hecho de que en los sectores de Cumbayá y Tumbaco, en Quito (ahí también se acumula una importante parte de la riqueza del país), no haya ninguno. ¿Será que los ricos de Quito no tienen ningún interés en involucrarse en la administración del país? ¿No tienen ideas ni planteamientos para mejorar al país donde, se supone, vivirá su descendencia? ¿No quieren un mejor país? Analistas y académicos deberían estudiar el tema porque así como el fenómeno de Samborondón es un desbalance muy grande, este también es preocupante. Vistas las cosas como se ven desde la tribuna, parecería que lo de Cumbayá es un caso de estudio donde deberían intervenir académicos y politólogos. Es posible que ese aparente desinterés de los quiteños ricos no sea en realidad desinterés, sino mera comodidad. De acuerdo con esta hipótesis, a diferencia de sus pares de Samborondón, los de Cumbayá no están interesados en administrar lo público porque ya tienen participación en la administración del Estado y sacan provecho de aquello en beneficio de sus negocios. Muchos de los grandes empresarios quiteños prefieren, quizá por eso, invertir su dinero y tiempo en excelentes programas sociales con fundaciones de su propiedad y no jugarse en la administración directa del Estado. Pero es ahí donde, en realidad, se hacen las grandes y verdaderas transformaciones sociales e institucionales. Esto es, como se ha dicho, solo una hipótesis.