Martín Pallares | Si no es por Lenín Moreno, quizá nos tocaba un Maduro
Quizá a Lasso los correístas no lo hubieran dejado gobernar...
Si no hubiera sido por Lenín Moreno, Ecuador habría seguido el modelo venezolano y caído, tarde o temprano, en la demencial espiral de violencia, dolor y descomposición social en la que se halla Venezuela: ese modelo está concebido para quedarse con el poder eternamente. Esta es una afirmación a la que se podrá hacer muchísimas críticas porque parte de una premisa imaginaria, pero es perfectamente posible dada la cantidad de factores que abonan a su favor. El aparato de Rafael Correa colocó a Lenín Moreno en Carondelet con una misión: que se encargue de la presidencia bajo estricto control (para eso le impusieron a Glas como vicepresidente) y la devuelva en cuatro años para el regreso del caudillo.
Pero ni Correa, ni los suyos, ni nadie realmente se imaginó lo que Lenín Moreno tenía en mente: implosionar el modelo desde su interior. Si no hubiera sido porque él y sus asesores se ingeniaron una fórmula para arrebatarle al correísmo el poder sobre los organismos de control, los de justicia y los electorales, Rafael Correa hubiera regresado al poder y se hubiera atornillado a él como lo hizo en Venezuela su incondicional amigo y admirado correligionario, Nicolás Maduro. Es muy probable incluso que si Lasso hubiera sido presidente en lugar de Lenín Moreno, no hubiera podido hacer la transformación que hizo Lenín. Quizá a Lasso los correístas no lo hubieran dejado gobernar o hubiera sido incapaz de hacer las reformas necesarias para desarticular al correísmo, mientras que Lenín Moreno, gracias a que actuó desde las entrañas del monstruo, pudo demolerlo. Un autoritarismo cleptocrático como el de Correa o el de Maduro nunca puede dejar el poder, porque tienen demasiadas cuentas pendientes que no pueden pagar.
El drama que está atravesando Venezuela ha servido para que muchos hayan hecho el ejercicio de imaginarse a un Ecuador atrapado en el mismo modelo de Venezuela. Una Corte Constitucional, una Corte Nacional de Justicia, una Contraloría, una Fiscalía, un Consejo Nacional Electoral, una Procuraduría y unas FF.AA. cooptadas por el gobierno y su partido es lo que le esperaba al Ecuador si Lenín no hacía lo que hizo. Por todo esto, no hay que dejar de reflexionar sobre el papel de Lenín Moreno en la historia del país y el terrible peligro que significan las aventuras autoritarias y antidemocráticas, tan de moda en estos tiempos.