Martin Pallares: La miseria de AMLO, la única ventaja de Ecuador
México no respondía o respondía tardíamente las comunicaciones, ocultó información y preparaba un operativo para sacar a Glas
El equipo de abogados que defienden a Ecuador en La Haya la tendría muchísimo más difícil si no fuera porque el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador se ha portado miserable, tramposo y cual pandillero con el Ecuador.
Si la invasión hubiera sido a una legación diplomática de un país que no ha roto las normas de la buena fe y la decencia, la cosa hubiera sido mucho más difícil: gran parte de la argumentación y seguramente la más contundente fue la exposición sobre los hechos ocurridos antes de la decisión de ordenar la entrada de la Policía a la casa de la 6 de la Diciembre y Naciones Unidas.
Sin conocer esos hechos, la percepción de lo ocurrido sería muy distinta para los jueces y para la opinión internacional. Lo que se demostró en la buena exposición del abogado Alfredo Crosato, es que México siempre pretendió engañar a Ecuador y actuó con la misma mala fe y alevosía con la que actúan los más avezados miembros de las bandas delincuenciales.
México o no respondía o respondía tardíamente las comunicaciones del Ecuador, ocultó información y, como se vio, preparaba un operativo tramposo para sacar a Jorge Glas de la embajada, sin salvoconducto ecuatoriano. El haber pedido autorización para que aterricen dos aviones militares con el objetivo de sacar a la embajadora Raquel Serur y su equipo de diplomáticos era ya un aviso de que se estaba cocinando una trampa.
¿Para qué demonios dos aviones y por qué no se hizo una lista de las personas que iban a abordar las aeronaves? ¿Por qué iba a salir del Ecuador todo el equipo diplomático de la embajada si para ese momento no se habían roto relaciones diplomáticas? La embajadora ni siquiera tiene familia como para justificar tamaño exceso de transporte.
La trama se vuelve aún más intensa al saberse que apenas una hora más tarde del primer pedido mexicano llegó otro similar para que Serur pudiera viajar el 7 de abril en un vuelo comercial y para que se le hicieran todos los arreglos en el aeropuerto. Es decir, dos pedidos simultáneos y contradictorios entre sí.
Así es como quedó patente que la única intención del gobierno de México era la de proteger a como dé lugar a un delincuente de importancia estratégica, como parece ser Glas, para AMLO y los suyos. Ni más ni menos, como dijo el abogado.