Martin Pallares | El misterio de Diego Borja
Acusado de traición por Rafael Correa luego de su paso por su gobierno
Una de las mayores interrogantes de las elecciones de febrero es ¿por qué el correísmo escogió a Diego Borja como candidato para la vicepresidencia acompañando a Luisa González?
Normalmente, la candidatura de Borja debía haber sido la posibilidad más remota e inimaginable para ese movimiento. Es más, su candidatura es completamente antinatura para ellos. Acusado de traición por Rafael Correa luego de su paso por su gobierno, Borja tenía sobre sus espaldas el mayor sambenito imaginable para que el jefe del correísmo no lo acepte nunca: el de traidor.
Si el surgimiento y consolidación de Luisa González como dirigente y candidata presidencial (ya van dos candidaturas) surgió como producto de la sicosis que tiene Rafael Correa con el tema de la traición (es un estalinista pura sangre) luego de su experiencia con Lenín Moreno, el que haya escogido o aceptado la postulación de Diego Borja escapa a toda lógica.
“Tremenda traición”, dijo Correa en 2012 cuando estalló el petardo de las firmas supuestamente falsas que Borja había reunido para su movimiento político. Si bien, doce años más tarde lo ha perdonado sosteniendo algo que no sostendría con ningún otro personaje que se haya alejado de él, lo cierto es que su nominación sigue siendo una interrogante: “no me traicionó, me confrontó”, dijo cuando se lo candidatizó. ¿Diría lo mismo sobre Alberto Acosta o Gustavo Larrea? Obviamente que jamás, aunque con ellos dos, Diego Borja salía a las calles a gritar en contra de Correa. ¿Por qué perdona a Borja entonces?
La verdad es que con el petardo que estalló luego de las revelaciones sobre las relaciones que tiene una empresa de Borja con una contratista de Petroecuador, uno se siente tentado a pensar que el motivo por el que a Borja se le pasa por alto la “tremenda traición” es, precisamente, por las demenciales utilidades que le rinde su financiamiento a los trabajos de la contratista. Utilidades que van del 60 % al 70 % de lo que la contratista recibe de Petroecuador, lo que hace que sea un negocio harto extraño y hasta cierto punto inexplicablemente bueno: ¿por qué recibe tanto si es, según él, solo el financista? La única explicación que hay, por ahora, es que Borja es muy buen partido: especialmente para temporadas de alto, gasto como son las campañas.