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Martín Pallares | Pichincha: la auténtica mafia mediática

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En Pichincha, es el dinero público con el que se financia toda la agenda política y militante del correísmo

Que la gente normalice lo indecente, lo ilegal o todo aquello que no es ético es uno de los gérmenes de la descomposición social. Algo que se está normalizando en el Ecuador, por ejemplo, y que es tan ilegal como indecente y antiético es el uso que la Prefectura de Pichincha le ha dado a su emisora de radio, la cual se llama Pichincha. Esa emisora es, sin ambages y sin vergüenza alguna, la vocería de la militancia de un movimiento político que está administrando, por ahora, la Prefectura. Casi todos los programas que tienen contenido editorial son concebidos y ejecutados en dirección de apoyar la agenda que tiene el correísmo y su cacique Rafael Correa, quien está prófugo de la justicia. No hay tema o asunto que aparezca en la arena política en el que Correa tenga interés, que no se trate editorialmente como le conviene a él. Si la agenda de Correa es acabar con el prestigio de su archiadversaria, la fiscal Diana Salazar, o si quiere que se nombre a un exabogado de narcos como presidente del Consejo de la Judicatura, entonces la radio hace todos los esfuerzos posibles para producir argumentos que sostengan el interés del prófugo. También es una plataforma donde algunos de sus funcionarios (funcionarios de la Prefectura), que se presentan como productores o periodistas, ataquen a periodistas que son críticos con el prófugo o de la agenda política del movimiento que es, básicamente, el de su inmunidad.

Desde hace algunos meses, uno de los funcionarios de la Prefectura que está encargado de la emisora ha empezado a hacer esfuerzos para posicionar la idea de que toda aquella empresa periodística o periodista que critica o que no se cree los cuentos del correísmo es mafia mediática. Como si usar una emisora pública (pública porque se financia de fondos públicos) con fines partidistas o militantes no fuera, eso sí, profundamente mafioso. La militancia correísta de Pichincha no sería ilegal, indecente o antiética si no fuera porque se trata de una emisora que se financia con dineros que no son propiedad del correísmo. En Pichincha, es el dinero público con el que se financia toda la agenda política y militante del correísmo. Si quieren hacer militancia, que la hagan con su dinero.

Trágicamente, en Ecuador se ha normalizado ver este atraco, que no es diferente al que cometen los medios que están en manos del Estado cuando actúan a favor de los intereses del gobierno.