Martín Pallares: Prudencia, señora ministra
...ese sobreseimiento fue gracias a dos jueces, de primera y segunda instancia, célebres por sus fallos chuecos.
Establecer la diferencia entre lo público y lo privado parece ser tarea imposible para muchos: o no pueden porque son iletrados o, lo que es peor, porque quieren pasarse de listos.
El tema viene a cuento por lo que la ministra de Gobierno, Mónica Palencia, le dijo a Carlos Vera en una entrevista. Ahí, Palencia, que asumió el cargo con un incómodo conflicto de interés por haber sido abogada de uno de los acusados por haberse embolsicado los fondos de pensiones de la Policía Nacional, lo defendió vehementemente en su calidad de ministra. Nada de malo tiene que una abogada defienda ante la prensa a uno de sus exclientes, pero de ahí a hacerlo como ministra de Gobierno, a sabiendas que ese cliente es considerado por la Policía (institución que está bajo su rectoría) como uno de los principales responsables de uno de los mayores desfalcos en la historia reciente, es otra cosa. Palencia pudo o debió excusarse de referirse al tema alegando que ese fue un caso que asumió cuando estaba en libre ejercicio de su profesión. Pero no, la ministra dijo que su excliente ya fue sobreseído en el caso y que, si no fuera por él, las 90 mil familias de policías afectadas no hubieran recuperado parte del dinero. Si bien es verdad lo del sobreseimiento, también es cierto que es una verdad a medias: el excliente de Palencia fue sobreseído en uno de los casos, pero aún tiene causas pendientes en otros por el mismo desfalco. Además, su esposa (también su excliente) cumple prisión domiciliaria por lo mismo. Lo que dijo es una grosera agresión a la sensibilidad de la Policía: ahí existe el pleno convencimiento de que ese sobreseimiento fue gracias a dos jueces, de primera y segunda instancia, célebres por sus fallos chuecos: el primero acaba de coronar su hoja de vida con la orden de sacar de la cárcel al corrupto de Iván Espinel y, el segundo, por haber dado el fallo en contra de la Policía a pesar de que había recibido, poco antes, una resolución de la Corte Constitucional en su contra por error inexcusable y por el que fue destituido apenas (¡oh sorpresa!) días después del fallo. Y como si fuera poco para herir la sensibilidad de los policías, Palencia dijo que gracias a su excliente se pudo recuperar parte del botín. ¿Quién es el estúpido que puede creer que ese señor no ayudó a recuperar el botín si no fuera porque fue pillado? Para tonto no se estudia, pues.