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Martin Pallares: Con Verduga podríamos tener de fiscal a un Harrison Salcedo

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Deben existir cientos o miles de personas que tiene estrechos vínculos con las mafias

¿Por qué Augusto Verduga se molestó tanto cuando otro vocal del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social dijo que el Ecuador puede tener un narcofiscal si se aprueba su reglamento para elegirlo? ¿Por qué lo tomó como algo tan personal? Verduga pudo haber argumentado a favor de su proyecto de reglamento, pero prefirió victimizarse y atacar a su colega. Con su dedo índice en ristre lo emplazó a que le demuestre si tiene alguna conexión con el narcotráfico, cuando nadie había dicho tal cosa. También le acusó de ser “pigmeo del gobierno”, acusación sin sentido y que dejó en evidencia su escuálido léxico: se le dice pigmeo a una persona de un grupo humano que vive en el África subsahariana o se endilga despectivamente esa palabra a alguien por ser enano… Pero nadie es pigmeo de alguien, por más cara de sabiondo de Wikipedia que imposte quien lo diga.

Lo más probable es que Verduga se haya sentido pillado, no porque sea alguien con vínculos directos con el narcotráfico -eso no se sabe- sino porque su reglamento -que se votará el viernes- abre la posibilidad de que el próximo fiscal sea un narcofiscal. ¿Cómo? Sencillísimo: poniendo en dicho reglamento, como lo hizo Verduga, como único requisito para demostrar probidad notoria no tener sentencia ejecutoriada en contra. Deben existir cientos o miles de personas que tiene estrechos vínculos con las mafias y que no tienen sentencias ejecutoriadas. Abogados, por ejemplo, que defienden a narcotraficantes que no tienen sentencias ejecutoriadas, pero que sí tienen todos los atributos para ser auspiciados por mafiosos. Hay un ejemplo que se puso en el podcast Politizados de EXPRESO, que expone este problema: el fallecido Harrison Salcedo, que fue asesinado en 2021, podía haber sido fiscal con el reglamento de Verduga, porque no tenía sentencia ejecutoriada. A pesar de que todo el Ecuador sabía que trabajaba con los narcos, porque él mismo subía en redes fotos y videos que lo delataban, no tenía en su contra ninguna sentencia ejecutoriada. Si alguien hubiera objetado a Salcedo por eso, esas objeciones habrían sido desechadas por el Cpccs, gracias al reglamento de Verduga.

Lo más probable es que la indignación de Verduga se haya producido porque alguien encontró que si su reglamento es aprobado el viernes, es mucho más posible que el próximo fiscal sea un Harrison Salcedo.