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Martin Pallares | Ley No Más Apagones: la caricatura

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Es tan imbécil la ley, que si un proyecto de iniciativa privada es de hasta 10 MW necesita autorización para operar

La aprobación de la llamada Ley No Más Apagones debe ser uno de los más estrepitosos fracasos de la clase política ecuatoriana. Es, a todas luces, la demostración de que los políticos son incapaces de entender los problemas del país y tomar las decisiones correctas para corregirlos. Además de que las decisiones que toman no tienen relación con otra cosa que no sea su agenda política. Vistas las cosas a la luz del tiempo, todo aquello que giró alrededor de ese hecho fue tan caricaturesco que alguien debería hacer una serie de dibujos animados para retratar a los solemnes pelmazos de aires épicos que aprobaron la ley y eso sirva, al menos, como material educativo para los niños.

Es verdad que en apenas cinco meses de aprobada la ley el país no se iba a llenar de proyectos de generación energética, pero al menos podía haber propiciado el inicio de uno. Pero no, la ley es tan inocua que lo único que quedó de esa iniciativa legislativa fue el ridículo de los festejos que hicieron el gobierno de Noboa y sus entonces socios en la Asamblea.

La ley lo único que hizo es reforzar el evangelio estatizante y enemigo del sector privado del correísmo, una de las fuerzas involucradas en el bochorno que significa que un país tenga una ley que se llama No Más Apagones y que lo único que tenga sea, precisamente, apagones. Es tan imbécil la ley, que si un proyecto de iniciativa privada es de hasta 10 megavatios (es decir algo muy pequeño) necesita autorización del Ministerio de Energía para operar. Y si ese proyecto es de más de 10 megavatios tiene que ir forzosamente a un proceso público de selección (con la corrupción que eso supone) en el que el dueño de la iniciativa podría no ganar, con lo que la idea iba a quedar en manos de los amiguetes de los políticos a cargo. Y como si fuera poco, establece que luego todos los activos se revierten al Estado. ¡Lindo!

¿Cómo es que Daniel Noboa pudo comprar la idea de que una zoquetada de esas dimensiones iba a incentivar la inversión en el sector energético cuando el Estado está quebrado? Sencillo, en enero de este año había que elevar a los altares a la alianza con correístas y socialcristianos porque, como decían lo pelmazos empoderados, con gobernabilidad se iba a solucionar todos los males del país. La ley fue aprobada con el voto de 131 de los 136 legisladores presentes. ¿Habrá cómo buscar a los cinco que no votaron a favor para ver qué ideas tienen?