¿Quién pide recomendación a un autócrata?
El episodio de la carta quiere decir que para la aspirante a reemplazo del presidente lo que diga la justicia de su país no tiene legitimidad
Que un periodista le pregunte a una candidata a la Vicepresidencia las razones por las que le pidió una carta de recomendación a un sentenciado por corrupción para ingresar a un programa en Harvard parece haber sido pecado capital. Es lo que se vio con la indignación que se desató en el correísmo cuando el periodista Carlos Rojas de Ecuavisa le hizo esa pregunta a Érika Paredes, compañera de fórmula de Otto Sonnenholzner. Hostigamiento, le llamó un correísta de cafetín; como vulgar interrogatorio policial, lo calificó una periodista del sector, y la exasambleísta Paula Cabezas dijo que era un acto de odio. El autor de la carta rezongó en contra de Rojas y de paso, en virtud de su conocida calidad humana, le restó méritos al programa, sin dejar de escupir que había sido muy cercana suya.
En realidad la pregunta fue pertinente. Si bien el hecho de que Paredes haya trabajado en la iniciativa ITT no la vincula necesariamente a su proyecto político, en cambio el que le haya pedido una carta de recomendación a Correa es un indicador sobre la visión que tiene sobre la ética pública. El episodio de la carta quiere decir que para la ahora aspirante a reemplazo del presidente (es lo que es una vicepresidente) lo que diga la justicia de su país no tiene legitimidad. Es decir que se pasa por el forro la institucionalidad.
Pero que Correa sea condenado por corrupción no es lo único. El expresidente representa a un grosero autoritarismo antidemocrático. No hace mucho dijo en Honduras que su movimiento no se puede dar el lujo de permitir la alternancia en el poder, y su ejercicio en él estuvo marcado por un atroz y paranoico acoso a la prensa y a la oposición. Considerando que pedir una carta de recomendación es un acto de confianza y admiración, ¿nunca le hizo ruido, por ejemplo, la injusta y lunática persecución de Correa al coronel César Carrión luego del 30S? ¿El juicio a El Universo? ¿No le hicieron ruido los 600 mil dólares que le sableó al Banco Pichincha en una causa privada, aprovechando su condición de presidente? ¿Y los insultos a las mujeres que no pensaban como él? ¿Lo de gordita horrorosa? No sentir ñáñaras ante todo eso es revelador y Rojas hizo bien su trabajo porque Paredes no es candidata a un empleo privado sino a una función pública.