Mauricio Velandia: Compañías asesinas

Las malas compañías no solo son perjudiciales bajo la óptica empresarial; lo son también bajo la óptica política o personal.
El término asesinar se refiere a la acción o de quitarle la vida a alguien deliberada e ilegalmente. Es un acto considerado como crimen grave. Trasladando ese concepto al campo empresarial: “asesinar a una compañía comercial” se utiliza para describir la eliminación de una empresa del mercado en manos de un nuevo socio de negocio. Es una expresión figurativa que se utiliza para referirse a la acción de causar daño severo o fatal a una empresa comercial, generalmente perjudicando su viabilidad económica, su reputación o su vida. Puede implicar acciones como sabotaje, competencia desleal, difamación, manipulación de precios o cualquier otra práctica que pueda llevar a la ruina o cierre de una empresa. Puede ocurrir que una empresa adquiera o controle a otra potencialmente competidora como parte de su estrategia para eliminar o reducir la competencia en el mercado. Esto es acabar la competencia volviéndose socio o aliado de negocios con el fin de asesinar a su socio, potencial o real competidor. Traición.
Es natural que cuando una compañía emprenda la consecución de un aliado o socio de negocios espere un intachable comportamiento a fin de acrecentar sus negocios, dado que esa es la finalidad de una asociación. Nadie se asocia para quitarse la vida o para que se la quiten, es decir, nadie busca la autodestrucción.
La adquisición de WhatsApp por parte de Facebook en 2014 ha sido una forma académica de expresar operaciones novedosas por parte de una empresa posicionada que adquiere a un competidor para evitar su competencia futura. En ese caso Facebook (Meta) compró WhatsApp, que es la aplicación de mensajería que todos conocemos, para fortalecer su posición en el mercado de las comunicaciones móviles.
Hay muchas otras adquisiciones conocidas que han tenido como objetivo eliminar o reducir la competencia en diferentes industrias. Como cuando una aerolínea compra a otra para acabarla o como cuando la estrategia es asociarse con una empresa y después diluir al aliado comercial, que era su otrora competidor, utilizando maniobras ocultas de mala fe. Como pueden ver una (integración asesina) se presenta cuando la asociación de compañías termina en el velorio de una de ellas.
La palabra “compañía” no solo es utilizada para identificar a una empresa comercial. También para identificar una persona con quien se rodea. Las malas compañías no solo son perjudiciales bajo la óptica empresarial, lo son también bajo la óptica política o personal. Un ejemplo histórico de un presidente cuya gestión fue afectada por malas compañías es Richard Nixon, quien fue presidente de EE. UU. Aunque no perdió la presidencia directamente debido a malas compañías, se vio envuelto en el escándalo de Watergate en la década de 1970. Este escándalo se originó por las malas acciones e influencias negativas de miembros de su administración, que llevaron a la obtención ilegal de información y la obstrucción de la justicia. Como resultado, Nixon se vio obligado a renunciar a su cargo en 1974 antes de enfrentar un juicio político por las acusaciones de malas prácticas en el gobierno.
Vienen las elecciones a la presidencia de Ecuador. La persona que quede por voto popular debe rodearse bien y evitar en su equipo malas compañías. Y la superintendencia de competencia de Ecuador debe estar pendiente de las integraciones empresariales asesinas en el país.