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Mauricio Velandia: Crónica de un apagón anunciado

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Creo que viene una Navidad difícil. Pero debe tomarse de la mejor forma. Es una especie de segunda pandemia

El apagón temporal por racionamiento de energía debido a falta de lluvias se refiere a una situación en la que el suministro de energía se interrumpe temporalmente como medida de emergencia ante la escasez de recursos hídricos. Esto ocurre en países donde la generación de electricidad depende de fuentes hidroeléctricas. Cuando hay una sequía prolongada o falta de lluvias, el nivel de agua en los embalses disminuye, limitando la capacidad de generar energía, provocando la necesidad de realizar cortes programados o apagones para preservar los recursos.

En la zona tenemos ejemplos de racionamiento por falta de lluvias: Brasil (2001 y 2021) enfrentó varios períodos de sequía que afectaron su sistema eléctrico, ya que cerca de 60 % de su energía proviene de hidroeléctricas. En 2001 una grave sequía obligó al país a implementar racionamiento eléctrico y cortes de energía para evitar el colapso total del sistema. Otro caso fue Chile (1998): en este caso una fuerte sequía afectó la generación hidroeléctrica y provocó apagones, lo que llevó a mayor inversión en fuentes de energía alternativas para reducir la dependencia de hidroeléctricas.

En los países de Europa los apagones debido a falta de lluvias son menos comunes que en regiones como América Latina, ya que suelen depender menos de energía hidroeléctrica; han diversificado sus fuentes de energía, incluyendo nuclear, eólica, solar y gas natural. Ejemplos se han presentado en España en 2021; la baja disponibilidad de agua en los embalses redujo la producción de energía hidroeléctrica en un momento en que la demanda era alta, pero el país logró evitar apagones por la diversificación de su matriz energética. Sin embargo, la dependencia del gas natural y de las importaciones de energía aumentaron los precios de la electricidad. Otro caso es Portugal. En 2022 las reservas de agua en los embalses estaban en niveles mínimos, lo que impactó la capacidad hidroeléctrica del país. Aunque no hubo apagones prolongados, la situación elevó los costos de la energía y generó preocupaciones sobre la estabilidad del suministro.

Europa ha disminuido su dependencia de la energía hidroeléctrica.

Estuve en Ecuador en esos días observando en las calles el apagón actual. En la noche vi mucho tráfico de vehículos, sin semáforos funcionando y sin policías dando la vía. Observé un alto nivel de estrés en algunas personas, dado que no tener luz en horas de la mañana o en la noche genera malestar, más si el clima está alto. Entiendo que las bombas de agua que hacen que el agua suba a los apartamentos deja de funcionar sin luz, es decir, no hay luz y no hay agua.

Se requieren campañas del Gobierno central y de los alcaldes para aminorar consecuencias en la psiquis de la ciudadanía.

Creo que viene una Navidad difícil, pero debe tomarse de la mejor forma. Es una especie de segunda pandemia. Le corresponde a todos acomodarse a la situación. Tal vez es momento de recogimiento en familia, de solidaridad.

Temo que todo este razonamiento va a empantanar la reelección del presidente Noboa. La ciudadanía va a direccionar su molestia hacia el actual mandatario, más cuando esta semana en su cuenta de X el expresidente Lasso expuso una foto suya acompañado del presidente de Colombia cuando fue a buscar energía para Ecuador en el país vecino y se la dieron, queriendo decir que la falla en energía él la tenía controlada.

Depende de cada uno acomodarse. Noboa debe rezar para que llueva en Colombia y acá. No le queda otra. Y que los privados inviertan.