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Mauricio Velandia: Europa necesita de Latam. Aprovechemos...

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Para el caso de Latam y Europa, se trata de una relación comercial entre juventud y vejez

Esta semana dos grandes personajes de la historia contemporánea tuvieron una conversación de dos horas, hablo de Trump y Putin. No salió mucha carne de dicha llamada. Al parecer Putin quiere que Ucrania vuelva a ser territorio ruso. Los planes de paz mundial de Trump pueden estar erosionados. Es claro que Rusia depende más de China que de EE.UU. Mientras tanto, Europa se dio cuenta de que le toca despertar y unirse, tras el regaño a Zelenski en el Despacho Oval y las palabras de J. D. Vance en Francia, al decir que Europa con su regulación estrangula el avance de la IA. A Europa le conviene, ahora más que nunca, abrir lazos de amistad, confianza y acercamiento con Latam. Veamos:

Una amistad comercial es una relación basada en intereses económicos. No es una relación emocional. Se busca colaboración en negocios, proyectos y beneficios mutuos. Se requiere de confiar en la palabra, la ética comercial y documentos firmados. Ambos ganan algo (clientes, contactos, contratos, reputación y plata). Se recomiendan y se defienden. Lo que valida a un amigo comercial no es que haya buena onda. El interés es pragmático. No se sabotea, se respalda en escenarios públicos o estratégicos. No se cruzan líneas rojas, percibiéndose una sintonía. Hay respeto mutuo, pues les conviene por la alianza comercial.

Para el caso de Latam y Europa, se trata de una relación comercial entre juventud y vejez, y puede ser una amistad comercial de las más potentes, si ambos saben lo que pueden ganar sin idealizarse ni subestimarse. El joven tiene acceso a experiencia y se ahorra años de prueba y error. El joven entra por la puerta grande sin tener que hacer antesala, enseñándole la vejez a la juventud la vista a largo plazo y a distinguir entre ruido y señales. Para el viejo, el novato lo conecta con lo que está pasando, con lo fresco, con lo que ya no capta solo debido a la experiencia soberbia. Lo ayuda a no volverse obsoleto ni invisible. El viejo llega a nuevos públicos, se tiene alianza con lo joven. Lo rejuvenece sin cirugía y lo actualiza desde la admiración, no desde la competencia.

Cuando la relación es sana, no hay explotación sino alianza. Cuando uno quiere usar al otro, se rompe. Europa (vieja) necesita a Latam (joven) ahora y ese es su mejor camino mundial y no solo dar partidas económicas para armarse, que por cierto, esta semana los líderes europeos no lograron un acuerdo sobre un paquete de ayuda militar de 5.000 millones de euros (5.400 millones de dólares) para Ucrania en una cumbre celebrada en Bruselas. Algunos países, como Francia e Italia, se mostraron reacios al gasto propuesto. Sin embargo, hubo mayor consenso sobre la imposición de nuevas sanciones a Rusia. Solo Hungría se opuso a ese plan.

Europa es considerada el continente más social, con bienestar social, calidad de vida y cultura, pero también con una población vieja. Latam tiene una población joven, fresca, dispuesta a trabajar y emprender. A los dos les gusta eso. Latam tiene habitantes (demanda) y su economía tiene existencia de aproximadamente 200 años. Hoy los dos tienen la misma información diaria gracias a la tecnología, IA y otros medios. A los dos les gusta la protección del medio ambiente. Lo interesante es que una buena relación entre viejo y joven crea un tercero: un poder nuevo que ninguno tenía solo.

Proverbio Chino: “El bambú joven se inclina con el viento; el roble viejo le enseña a encontrar raíces. Juntos, soportan la tormenta”. Un gana-gana.