Mauricio Velandia: La liberación masculina
Ya oí a un padre decir que él intenta no hablar mucho de los grandes logros de sus hijas, por temor a desanimar a posibles pretendientes inseguros
El feminismo es un movimiento social y político que busca la igualdad de género entre hombres y mujeres en todos los ámbitos de la vida política, económica y social. Se centra en la eliminación de la discriminación y la opresión basada en el género, así como en la promoción de la autonomía y la igualdad de oportunidades, y tiene sus raíces en diversas partes del mundo y en diferentes momentos históricos. Algunos de los antecedentes más destacados incluyen la lucha por los derechos de las mujeres durante la Revolución Francesa y el movimiento sufragista. Su segunda etapa floreció entre 1960 y 1970, sumada a movimientos feministas contemporáneos que hoy luchan en esa dirección.
Han sido varias las personas emblemáticas en sus filas. Se destacan Mary Wollstonecraft, con su obra Vindicación de los derechos de la mujer; también Susan B. Anthony y Elizabeth Cady Stanton, quienes lideraron el movimiento sufragista, o la famosa y brillante Simone de Beauvoir, que escribió El segundo sexo, y la reciente Audre Lorde, activista afroamericana quien profundizó sobre género, raza y clase.
El principio pendular es uno de los siete principios herméticos que se describen en el Kybalion -libro de enseñanzas herméticas-. Según este, todo movimiento tiende a oscilar hacia un extremo opuesto luego de alcanzar un cierto punto máximo. Esto se puede aplicar a diversos aspectos de la vida, incluyendo los ciclos históricos o las emociones humanas. Pues bien, dándole algo de certeza al principio pendular, tras la liberación femenina lo que vendrá será la liberación masculina.
Aventurándome a construir un concepto de lo que podría ser esta, creo que se referirá a un movimiento que buscará mayor igualdad de género y la búsqueda de la identidad masculina y bienestar de los hombres. He oído a mis amigas indicarme que ahora es difícil conocer a un hombre amable e ilustrado. En el mundo se abre una discusión grande del tema. Las nuevas generaciones de hombres y mujeres se están alejando en su ideología.
En materia de política, las encuestas y estudios reflejan que las promesas regulatorias liberales que proponen el aborto atraen los votos de las jóvenes, en tanto que los jóvenes se inclinan a apoyar políticas conservadoras, de libre mercado e incluso sienten que está de moda ser de extrema derecha. Las mujeres jóvenes ya tienen claras las grandes oportunidades en el lugar de trabajo y la vida pública. Sin duda aún continúan en todos los segmentos casos de violencia masculina, queda mucho trabajo por hacer al movimiento feminista. Mas la discusión aumenta cuando se pone en la mesa la variable de educación. Al parecer el sexo femenino está estudiando más y resultan ser en varios casos mejores profesionales. Doy fe después de trasegar como profesor universitario por más de 25 años. Y ya oí a un padre decir que él intenta no hablar mucho de los grandes logros de sus hijas por temor a desanimar a posibles pretendientes inseguros de no estar a la altura educativa.
Pero todo es pendular. ¿En Ecuador la oferta de hombres liberales y educados coincide con la demanda que esperan las mujeres? ¿De alguna manera, en silencio, ya se habla de liberación masculina? Antes el hombre ideal era aquel con ingresos estables, que pudiera arreglar las cosas en casa y fuera cariñoso. El estándar puede estar subiendo. ¿Llegará el día en que la edad de jubilación de las mujeres sea igual que la de los hombres?