Mauricio Velandia | Un MAGA para Ecuador
Los críticos perciben la expresión MAGA como una ola de políticas divisivas, nacionalismo extremo y retrocesos en derechos
Se lee y escucha mucho en el mundo hablar de MAGA. En las elecciones de EE.UU. fue una palabra muy incrustada en las cachuchas rojas. Yo creo que las características que MAGA pregona como movimiento serán desarrolladas en cada uno de los países occidentales y orientales, siendo un arma electoral local. Veamos:
MAGA es un acrónimo que significa “Make America Great Again”, en español: “Haz que América sea grande de nuevo”. El eslogan creció en su uso en el año 2024 por Trump. Su finalidad electoral fue generar fe y esperanza de que EE.UU. va a recuperar su lugar de líder, reconociendo así que se ha venido perdiendo terreno por el actuar de otros presidentes.
La expresión MAGA nace en la voz de Ronald Reagan en 1980, durante su campaña contra Jimmy Carter, donde habló sobre la necesidad de revitalizar el país tras la crisis económica, la alta inflación y el declive en la confianza nacional. Sin embargo Trump, muy comercial, lo registró como marca en 2012 y hoy, de hecho, lo explota en productos que se venden en vitrinas de EE.UU.
MAGA simboliza muchas cosas en una sola palabra. Es la lucha por el empleo, la seguridad fronteriza, la reducción de regulaciones gubernamentales, el orgullo nacional, el nacionalismo populista con enfoque de soberanía que se opone a la globalización y promueve políticas “America First” (Primero Yo), con una defensa fuerte de las tradiciones y valores percibidos como estadounidenses, rechazando acuerdos internacionales que, según la cartilla, afectan la economía y la autonomía de EE. UU., abogando por la independencia energética y con una crítica fuerte a las políticas ambientales que, según el movimiento, perjudican a las empresas estadounidenses. También pregona una postura anti-establishment, afirmando que el sistema político está “amañado” contra el pueblo, rechazando de paso a los medios tradicionales (“Fake News”) y direccionando a la preferencia por plataformas sociales para comunicación directa. Resalta el ideal de patriotismo y orgullo nacional, rechazando movimientos progresistas como el feminismo, el Black Lives Matter (movimiento social para combatir el racismo) o la educación centrada en la justicia social. Gran menú tiene MAGA.
Los críticos perciben la expresión MAGA como una ola de políticas divisivas, nacionalismo extremo y retrocesos en derechos sociales, dado que defiende una política conservadora retrograda y populista.
MAGA se caracteriza por el uso de un lenguaje directo y de confrontación para movilizar a sus bases. Como una bandera levantada de manera permanente, rechaza los resultados de los liberales, las élites, los inmigrantes y el establishment, mientras apoya al cristianismo evangélico
Todo este concepto que cobija este movimiento ya tiene implicaciones en el globo terráqueo. En China ahora se presentan dos clases de adeptos, unos que aplauden a Trump por el desprecio que ellos tienen hacia EE.UU., burlándose acerca de las nominaciones políticas del presidente, alegando que eso es prueba de que la democracia es una mentira, y otros nacionalistas chinos que admiran algunos aspectos de Trump, como la imagen de hombre fuerte y las opiniones sociales conservadoras que profesa, como la condena al activismo LGBT y a la ideología de género. Otros disfrutan que el presidente electo ha sugerido revocar la prohibición de venta de TikTok o la anunciada invitación a los fabricantes de automóviles chinos a hacer negocios en Estados Unidos.
La pregunta entonces es: ¿ Existe un sentimiento pro-Trump que persuada al mundo?
En Ecuador no veo lejano la creación de un movimiento MAGA para las próximas elecciones. Se cocina ese camino. ¿Quién será el encargado de pregonar un MAGA para Ecuador? ¿Tendrá acogida?