Nace una nueva tipología sexual

No es usual que un abogado se exponga a hablar de estos temas, pero existen muchos temas jurídicos alrededor de la Inteligencia artificial (IA)
Hace unos meses recibí una llamada estando en Colombia. Era una amigo director de televisión, quien me comentó que a la sexóloga y psicóloga de origen brasilero Flavia Dos Santos le gustaría entrevistarme en su programa semanal.
El programa de Flavia es de gran audiencia. Ella es seria con los temas. Su formato es fresco. A lo largo de la entrevista ella toma vino con sus invitados y han pasado gran parte de la política y la farándula en Colombia tocando temas de sexualidad de forma amena. Lógicamente el horario es nocturno, pero sus programas quedan grabados en YouTube.
Al director del programa le pregunté la razón por la cual a Flavia le gustaría entrevistarme. Sonriente me dijo que él le había contado acerca de lo que yo había conversado en una reunión social sobre la nueva tipología sexual.
Debo confesar que me sorprendí con la llamada. Nunca pensé que los comentarios adelantados en una reunión social, los cuales despertaron sonrisas y miradas allí, fueran el detonante para hacerme acreedor a un entrevista en un programa de este estilo.
Pues bien, decidí ir. Mi profesión es ser abogado. No es usual que un abogado se exponga a hablar de estos temas, pero existen muchos temas jurídicos alrededor de la inteligencia artificial (IA) sobre los cuales es necesario hablar y no esperar a que sea Europa o Estados Unidos quien lo haga.
Más allá de la entrevista amena que tuve con Flavia, lo real es que la IA avanza sin parar día a día en muchos aspectos. El más vital para mí era el analizar el derecho intelectual a no usar en robots la cara de personajes públicos, es decir, si la cara de un ser humano tiene propiedad intelectual y es personalísima para evitar su uso y monetización sin autorización de su titular. Ese era el tema jurídico que había comentado en la reunión social a la cual me referí. Pero los temas en la entrevista, y en la reunión comentada, se desbocaron interesantemente: (i) ¿Existirán los robots sexuales? Sí; (ii) ¿Cuántos robots podrá tener una persona? Los que quiera; (iii) ¿Un robot puede ser programado para no pelear en casa y hacer lo que desee el programador? Sí; (iv) ¿Habrá lugares donde se alquile un robot sexual? Sí; (v) ¿Un robot trabaja 24/7? Sí; (vi) ¿Un robot puede tener sexo femenino o masculino? Sí.
La IA en este tema ya tiene desarrollos. La tecnología háptica permite vestidos con sensibilidad en diferentes partes del cuerpo. También ya se habla de toda la industria de ‘teledictonics’ que es de grandes volúmenes de dinero.
Todo parece muy divertido y de ciencia ficción. Pero no. Esta semana en el periódico The Independent, que circula en Inglaterra, se reportó un noticia cuyo titular indica: “Esta mujer fue hecha por una computadora. ¿Es ella el futuro del deseo heterosexual?”.
La noticia otorga toda vigencia al tema tratado con Flavia. Lo que más le causó impresión a ella era si un robot podría remplazar a la pareja. La pregunta es compleja. Las nuevas generaciones vienen con otra forma de pensar. Evidentemente algunas parejas de humanos han tenido problemas y han preferido el divorcio.
No sé donde terminará todo esto, lo que no me cabe la menor duda es que vienen esos humanoides. La ciencia no está controlada y el ser humano es muy inquieto. Difícil pensar que un ser humano remplace a su compañero (a) diario por un robot. Pero un robot es programable, cosa que le fascina al ser humano: controlar todo. Hasta a la pareja. Las nuevas generaciones tendrán la palabra. Yo, por ahora, prefiero el calor del cuerpo humano. Soy humanista.