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El Rey Mono es de Guayaquil

Avatar del Mauricio Velandia

El Rey Mono demuestra la lealtad y utiliza su fuerza y habilidades para ayudar a encontrar en el lejano Oeste las sagradas escrituras

El apodo o sobrenombre de “monos”, como se les dice de forma cariñosa a los guayaquileños, dicen, tiene su origen en la historia. Son varias teorías al respecto: unos dicen que el origen del apodo deviene porque unos monos comenzaron a aparecer en el parque de las Iguanas y que se encontraron ciertas apariencias de ellos similares a las de los habitantes de Guayaquil. En tono jocoso, los guayaquileños empezaron a ser llamados “monos”. Otra teoría sugiere que el origen del apodo está relacionado con el carácter alegre y extrovertido de los guayaquileños. Son amigables, dicharacheros y fiesteros, parecidos a un mono juguetón, y ello fue lo que llevó a la asignación de este sobrenombre.

Lo que he sentido cuando piso territorio guayaquileño es que el apodo es todo un orgullo. Tan es así -puedo estar equivocado en la relación que hago- que la estatua de un mono reposa en una de las principales arterias de la ciudad. Yo la disfruto cada vez que paso por allí.

Pues bien, hoy, en relación con este apodo y con las elecciones a la presidencia del Ecuador, traigo a la sazón un clásico de la literatura China, como lo es Viaje al Oeste. Las aventuras del Rey Mono, y escribir algo al respecto.

El Rey Mono, conocido también como Sun Wukong, es el personaje principal de la novela comentada, escrita en el siglo XVI. Algunos dicen que es un libro anónimo, otros que es un libro escrito por Wu Cheng'en.

El Rey Mono es un personaje que representa a un simio nacido de una piedra mágica y posee habilidades sobrenaturales. Tiene una fuerza invencible, es fuerte, puede volar, tiene una gran agilidad y es capaz de transformarse en múltiples formas, pero, además, es inmortal y posee una gran inteligencia. Sin embargo, el Rey Mono es muy arrogante y desobediente. Su búsqueda de poder y reconocimiento lo lleva a desafiar a los dioses. Es capturado por Buda y encerrado debajo de una montaña durante 500 años como castigo por su comportamiento, dado que fue designado como vigilante del jardín de los duraznos de los dioses, que es la fruta que les otorga inmoralidad. Pero el Rey Mono prefirió comer los duraznos y no cuidarlos. Durante su castigo, narra el libro, el Rey Mono reflexiona y se arrepiente de su actitud egoísta y arrogante. Le llega a su cuerpo el ser humilde. Comprende que para alcanzar la grandeza, el poder y la fuerza no son suficientes. Una vez liberado se une al monje Xuanzang y toma la misión de traer las escrituras a China. A lo largo del viaje, el Rey Mono demuestra la lealtad y utiliza su fuerza y habilidades para ayudar a encontrar en el lejano Oeste las sagradas escrituras que se habían perdido. En su viaje enfrenta a sus propios demonios internos, sus apetitos, su temperamento y encuentra su parte espiritual, alcanzando sabiduría y pureza. Ahora Netflix tiene una versión animada de El Rey Mono. La recomiendo.

La versión del Rey Mono me sirve como vehículo perfecto para indicarle respetuosamente al candidato de origen guayaquileño, Daniel Noboa, que él es una persona joven, fuerte, capacitado, que tiene la oportunidad de encontrar las escrituras y que debe demostrar la sabiduría, humildad y astucia para separarse de la política antigua y enemiga del desarrollo; y confiar en sí mismo, y que en sus manos seguro estará la posibilidad de progreso para todos los ecuatorianos, con lealtad, inteligencia y pureza. Adelante Daniel, con paso de vencedores.