Medardo Mora: Compleja realidad y renovación de esperanzas
El cambio de gobierno se lo hace con una crisis fiscal reflejada en el atraso en el pago de sueldos de funcionarios públicos
El fin de año es momento propicio para hacer un balance de la realidad que vivimos y renovar planes y esperanzas para el nuevo año.
El 2023 exhibe hechos y cifras que evidencian una crítica y compleja situación del país. A unas elecciones anticipadas y costosas, no solamente desde el punto de los gastos ocasionados en la misma, se creó incertidumbre que influyó en las actividades normales. En esas elecciones se produjo un hecho más que ha conmovido al país en los últimos años, el infame asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio, a lo que hay que agregar el cambio de gobierno, que se lo hace con una crisis fiscal reflejada en el atraso en el pago de sueldos de funcionarios públicos, atraso en transferencias a los organismos seccionales, atraso en el pago de deudas pendientes a proveedores y contratistas de entidades gubernamentales, todo lo cual gravita en la sociedad. El racionamiento de energía eléctrica agrava la situación.
La tasa de empleo no llega ni a la que se tenía antes de la pandemia, hay escasa posibilidad de obtener créditos de organismos multilaterales, lo que dificulta financiar el presupuesto estatal; y el alto riego país impide utilizar deuda pública interna, que sería muy costosa. La indetenible y descontrolada inseguridad afecta el conjunto de actividades. En ese escenario se afecta la provisión de servicios públicos fundamentales, como el de la salud, convertido lamentablemente en una actividad mercantilizada y de atraco a los recursos públicos, cuando debía ser el primer y más solidario mecanismo de atención a sectores de bajos ingresos. La inversión pública es casi nula, hay pocas posibilidades de fomentar el desarrollo productivo, mantener carreteras y mejorar otros servicios públicos.
El caso Metástasis ha puesto al descubierto los tentáculos del narcotráfico y la delincuencia organizada.
Las últimas decisiones del Consejo de la Judicatura renovado, la depuración de parte de la cúpula policial, la expectativa de un nuevo gobierno sensato, hacen renacer la esperanza en que la mayoría de ecuatorianos no está contaminada y repudia la corrupción.