Medardo Mora: Complejidad de problemas sociales
Los problemas están interrelacionados y hay que enfrentarlos en contexto, abandonando visiones mediáticas
El país vive múltiples problemas acumulados de variado orden, atravesados por una crisis de ética, seguridad, luz y agua, desempleo, seguridad social, fiscal, deuda pública, lo cual exige buscar soluciones integrales y no parciales. Los problemas están interrelacionados y hay que enfrentarlos en contexto, abandonando visiones mediáticas. No enfrentar un problema equivale a agravarlo.
El Ecuador está poblado de intereses facciosos, cada segmento de la sociedad analiza lo que interesa a su sector. Hay que mirar el bosque y no el árbol que está cerca.
Las opiniones son generalmente críticas, eso está bien, pero debe priorizarse lo que conviene al país y formular propuestas viables de concretarse. Aquello demanda una evaluación de la cadena de factores y consecuencias que surgen al enfrentar el problema.
La multiplicidad de análisis parciales emanan desde distintos ámbitos sociales. Es indiscutible que todos conocemos de algún modo lo que sucede a nuestro alrededor; en el lugar que vivimos, sentimos la crisis del país. Lo importante es encontrar cómo superar las necesidades existentes y hacerlo con eficiencia. Ese es un reto debemos asumirlo todos: Gobierno, Asamblea, partidos políticos, academia, medios de comunicación, empresarios, gremios.
El rol de articular opiniones con visión nacional recae en quien lo dirige, el presidente de la República, eso explica la conveniencia de tener un buen líder en esa alta función; firme en principios, con conocimientos puntuales de la realidad nacional, experimentado, confiable, que tenga posibilidad de dialogar con los distintos actores y sectores, cuente con un plan con objetivos nacionales definidos, consciente de que en los diálogos se puede coincidir o discrepar, pero si se tiene metas claras no habrá inconveniente en avanzar en la ruta establecida. No se trata de buscar unanimidad, eso es irreal, las sociedades son heterogéneas, pero poseyendo ideales consistentes no hay manera de extraviarse en el camino. No hay camino sin barrancos, advertía Cervantes.
La sabiduría es necesaria pero más importante es saber aplicar lo que se sabe.
