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Medardo Mora: Los intereses facciosos

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Las circunstancias que atraviesa el país exigen abandonar personalismos y formar un gran frente en defensa de la democracia

Se afirma que el Ecuador es como un espejo roto, cada persona o grupo se mira en el pedazo de espejo que tiene a su lado y no lo unen para mirar con amplitud la realidad nacional.

La situación que existe por la inseguridad, corrupción, desempleo, crisis fiscal, deuda pública, pobreza creciente, obligan a unir esfuerzos, ideas y enfrentar la crisis, pero intereses personales o de grupos facciosos sacrifican el interés nacional. A los movimientos políticos les preocupa la cuota de poder que logren en las elecciones y sus discursos retóricos huérfanos de patriotismo incluyen defender pillerías o delitos si quienes los cometen son de su agrupación o favorecen sus intereses. Para otros sectores lo prioritario es obtener dinero, sin importar los medios que utilizan. Las ambiciones y ansias de figuración impiden alcanzar un futuro con más justicia, menos desencuentros sociales, más solidario.

En la revisión del precio de la gasolina no se analizan las ventajas o desventajas para el país. Unos grupos protestan pensando en sus réditos políticos, otros por ganar en la focalización del subsidio, el Gobierno por tener más ingresos, otros por más utilidades en su negocio de comercialización, otros porque se limita el contrabando. Esas actitudes las pagan los ciudadanos.

El sectarismo político es nocivo, el prócer latinoamericano Martí en su lucha por la libertad exclamaba: “buscamos unir lo que otros desunen”. Unir propósitos comunes es fundamental, eso demanda renunciamientos y de un liderazgo firme, con convicciones y valores, claridad de ideas, objetivos nacionales definidos, conocimientos, experiencia.

Las circunstancias que atraviesa el Ecuador exigen abandonar personalismos y formar un gran frente en defensa de la democracia. Hay ejemplos históricos de que esa unión es factible. En 1956 se constituyó el Frente Democrático para enfrentar el caudillismo autocrático, populista, demagógico; en 1978 Jaime Roldós y Osvaldo Hurtado propusieron la tesis del ‘ancho cauce democrático’. Ambas propuestas unieron sectores políticos y empresariales sin prejuicios, para edificar un país más ético y justo.