Premium

La paz mundial y Gorbachov

Avatar del Medardo Mora

Mucho le debe el mundo a este preclaro personaje que antepuso convicciones, anhelos pacifistas, su humanismo, su espíritu democrático, su creencia en la libertad, a ser el jefe de medio mundo con uso de la fuerza

La semana pasada murió uno de los más notables líderes de la humanidad del siglo XX, el expresidente de la Unión Soviética, Mijail Gorvachov. Mucho le debe el mundo a este preclaro personaje que antepuso sus convicciones, sus anhelos pacifistas, su humanismo, su espíritu democrático, su creencia en la libertad, a ser el jefe de medio mundo con el uso de la fuerza.

Gorvachov fue el gran artífice del fin de la Guerra Fría, el que descongeló las relaciones entre el Este y el Oeste. En su búsqueda de la paz en un ambiente aterrorizado por una eventual guerra de devastadoras consecuencias, no tuvo inconveniente en reunirse con gobernantes de ideas distintas a las de él, como Margaret Thatcher, Ronald Reagan, Helmut Kohl, entre otros, para construir una paz mundial duradera. Estaba consciente de que la Unión Soviética vivía a su interior una insostenible crisis económica y de corrupción, por eso planteó una restructuración (perestroika) y transparentar esa realidad (glásnost). Sabía que eso le generaría agrias incomprensiones dentro de su país, pero prefirió luchar por sus principios e ideas y no por sus conveniencias. El resultado fue la ansiada reunificación de Alemania con el derribo del Muro de Berlín y un mundo que ha vivido en relativa paz desde 1990 a la fecha, en que han vuelto a sonar clarinadas de guerra con los deseos expansionistas de Rusia invadiendo Ucrania.

Esta agresión rusa le permite a la población mundial observar los horrores de una guerra, cómo se destrozan vidas y familias, la diáspora de ucranianos buscando refugio en otros lares; facilita entender la dimensión humana de Gorvachov, línea de pensamiento en que han existido líderes que han trascendido en la historia, como el hindú Mahatma Gandhi.

El mejor homenaje que puede rendirse a la memoria de Gorvachov es comprender que primero están la tranquilidad y el bienestar de todos y luego las ambiciones o intereses de personas o de grupos. Las discrepancias son inevitables, pero más importante es buscar coincidencias; es equivocado aferrarse a que la única verdad existente es la que uno conoce o en la que uno cree.