Medardo Mora: Política y servicio
...se ha perdido la esencia del significado de la política como ciencia o arte
La política en el Ecuador se ha degradado: la corrupción, la mentira, la ambición desmedida. El ‘marketing’ la reduce a la oferta de un producto al mercado electoral. Esta actividad que debería ennoblecer a quien se dedica a ella, se ha rebajado a una competencia canibalesca, a confrontaciones con bravuconadas en las que no se discuten planes, tesis, problemas, necesidades o aspiraciones de la sociedad. Lo que interesa es participar para recibir la asignación que entrega el fisco, ‘ganar’ elecciones para satisfacer vanidades y/o enriquecerse con su grupo de partidarios, amigos o parientes, perjudicando a la ciudadanía, a nivel nacional, provincial o cantonal, con un mal uso de los tributos que aportan.
El Ecuador carece de partidos políticos, esenciales en una democracia, pues son los canales de comunicación entre el poder y la ciudadanía. Se ha perdido la esencia del significado de la política como ciencia o arte, como medio para contribuir al desarrollo del país y al bienestar de sus habitantes, de disfrutar del más gratificante de los placeres humanos: el placer de servir, como lo decía el filósofo inglés Aubrey.
La política requiere conocimientos del funcionamiento de la institucionalidad estatal, convicciones definidas, sacrificios, desprendimiento, espíritu solidario, voluntad de servir. El griego Aristóteles sostenía: “nada hace más feliz que servir a los demás; cuando uno logra algo personal es feliz por lo obtenido, pero cuando realiza una labor en beneficio de todos se multiplica esa felicidad al hacer felices a muchos”.
Esas actitudes patrióticas, idealistas, volvieron trascedentes a los grandes líderes políticos que ha tenido el país: Olmedo, Rocafuerte, García Moreno, Alfaro, Velasco Ibarra, quienes con honestidad intelectual y material, con un desinterés virtuoso, priorizaron los intereses nacionales a sus conveniencias personales.
Un buen político lucha sin desviar sus principios por un país más justo, ético, sin privilegios, porque haya igualdad ante la ley; busca tener un buen equipo de gobierno y no nombra improvisados en cargos de alta responsabilidad.