Medardo Mora: Popularidad presidencial
El presidente Noboa debe recordar la lección de los estoicos: lo que se consigue con poco esfuerzo es deleznable
Sin duda el Presidente Daniel Noboa es un político con suerte. Con una corta carrera llegó al más alto cargo público del país. Sus antecedentes: ganar una curul legislativa por Santa Elena y ser hijo de un ex candidato presidencial.
En su elección fue determinante la radical división política que afecta al Ecuador, en su dilema de escoger entre vivir en democracia o con un gobierno autoritario y sectario como el que presidió más de 10 años el Ec. Correa. La mayoría votó por vivir en democracia, con la esperanza de tener un gobierno con un plan de objetivos nacionales que posibiliten superar la crisis de todo orden que sufren los ecuatorianos.
La decisión presidencial de enfrentar con las FF. AA. a las bandas delincuenciales que tienen atemorizados a los ecuatorianos, elevó su popularidad y el apoyo ciudadano, al compararlo con lo poco que hizo el anterior gobierno del expresidente Lasso. El resultado de esa acción se podrá evaluar a futuro, cuando se aquiete la arremetida de la fuerza pública. Hay indicadores que advierten que siguen las extorsiones, secuestros, sicariatos. El presidente Noboa debe recordar la lección de los estoicos: lo que se consigue con poco esfuerzo es deleznable y entre más alto se sube, se está más propenso a la caída.
Un presidente no puede reducirse a ser un producto de ‘marketing’, a distraer la opinión pública con informaciones alejadas de la realidad, como haber creado más de 60.000 empleos o que se ha intentado un golpe de Estado para derrocarlo; eso debe demostrarlo.
La democracia se fortalece obrando con transparencia, ejecutando acciones. No se ha enfrentado decididamente la corrupción, tampoco se toman acciones orientadas a controlar el gasto público, se aumentan impuestos que frenan el desarrollo económico; el déficit de energía eléctrica sigue sin solución, la seguridad social aumenta su crisis, el prometido apoyo al sector agropecuario no se concreta, no hay mantenimiento de carreteras, no se devuelve el IVA a personas de la tercera edad y ese dinero es de ellos, no del fisco.
Está claro que el presidente prioriza su reelección, mientras que el país sigue deteriorándose.