Premium

Medardo Mora: Triunfó la democracia

Avatar del Medardo Mora

El país vive momentos críticos en lo político, económico, social, en lo institucional

Ecuador eligió un nuevo presidente hasta mayo de 2025, escogiendo la opción más conveniente para la subsistencia de la democracia. Por mayoría de votos válidos, triunfó Daniel Noboa y se rechazó regresar a un gobierno autoritario, promotor de revanchismos sociales, que favoreció una corrupción desenfrenada de sus corifeos, quienes se enriquecieron ilícitamente con recursos públicos, lo cual caracterizó al gobierno del Ec. Correa, tutor de Luisa González.

Es la segunda vez consecutiva que la mayoría ciudadana vota con similar porcentaje contra esa posibilidad, como sucedió el 2021.

Es un triunfo de la mayoría silenciosa dedicada a su trabajo, que desea vivir en libertad, en un país con más oportunidades para todos, en paz, con estabilidad, con mayor bienestar, menos desencuentros sociales; que no quiere vivir bajo el imperio del temor, del abuso; que anhela poder pensar y obrar de acuerdo a sus principios, ideales, capacidades, en la actividad que escoge para transitar en la vida. La elección del pasado domingo fue entre dos formas de gobierno opuestas la una a la otra; la decisión mayoritaria fue mantener la democracia representativa, evitando caer en las garras de un poder absolutista, con un Estado que a través de funcionarios deciden lo que se puede hacer e incluso opinar.

En el corto período que tendrá el naciente gobierno, requerirá sabiduría para actuar, suficiente personalidad para enfrentar la compleja realidad nacional. El país vive momentos críticos en lo político, económico, social, en lo institucional; eso demanda claridad de ideas y definiciones para enfrentar una problemática diversa y al mismo tiempo profunda. Un gobernante tiene la ineludible responsabilidad de gobernar con transparencia para todos sus gobernados, esa es la mejor manera de conseguir unir a los ciudadanos. Es imperioso recuperar la seguridad jurídica, garantizar una leal y correcta aplicación de la ley, no fomentar la impunidad. El país no puede seguir hundiéndose en una descomposición moral y avance de la delincuencia, que ha extendido sus tentáculos a la administración pública y a amplios sectores de la sociedad.