Ausencia de patriotismo

El patriotismo demanda renunciamientos, antepone el interés general al particular, por eso es convocante, unifica, exige mística, vocación de servicio
El patriotismo es amor a la patria. Lo tiene la inmensa mayoría de ecuatorianos, como lo han demostrado siendo solidarios en la defensa de la integridad territorial del país, respaldando emocionados a los deportistas que defienden los colores nacionales.
El patriotismo no es patrimonio de algún sector, hay patriotas que desde diversas actividades contribuyen con su trabajo honrado al desarrollo y bienestar del país y los ecuatorianos, pero aquello es mucho más notorio cuando desde una función pública se realiza una gestión que beneficia al conjunto de la población. Los ciudadanos la valoran. Es el caso de ilustres gobernantes que contribuyeron con desprendimiento generoso a construir un mejor país, lo cual los hizo trascender históricamente.
Viven en el recuerdo y gratitud de los ciudadanos, y constituyen ejemplo de virtudes cívicas, como Olmedo, precursor de la creación de la República, o Alfaro, que transformó el país y lo unificó creando un alma nacional. Ellos no pensaron en su riqueza personal; sacrificaron bienes por servir a su patria, practicaron el axioma de la filosofía socrática: “el desinterés es el alma de la virtud”.
Sin duda hubo otros presidentes que con probada transparencia, y capacidad honraron su alta investidura, y su obrar perdura en el tiempo.
No hay que olvidar que “el hábito no hace al monje”; el cargo no hace a la persona, la persona hace al cargo.
El patriotismo demanda renunciamientos, antepone el interés general al particular, por eso es convocante, unifica, exige mística, vocación de servicio, convicciones e ideales firmes, principios sólidos, a diferencia de quienes se enriquecen o envanecen en el poder.
La función pública tiene como recompensa el más gratificante de los placeres humanos, el placer de servir, de ser útil a los demás. Aquello, como decía Hegel, tiene como retribución el más alto galardón que otorga la sociedad: el reconocimiento.
Hay que entender que cuando una persona logra algo se siente individualmente feliz, pero esa felicidad se multiplica cuando su acción beneficia a muchos. Salvo excepciones, en el Ecuador político hay ausencia de patriotismo.