Aventura electoral

El país no está para más improvisaciones
Ante un gobierno que no supo gobernar, una Asamblea Legislativa limitada a cuestionar al Gobierno, un Poder Judicial -salvo excepciones- al servicio de la corrupción y la delincuencia, un Consejo de Participación como instrumento de acciones politiqueras, un Consejo Electoral que deja cometer impunemente infracciones legales, se realizarán unas apresuradas elecciones de presidente, vicepresidente y asambleístas, con candidatos y ciudadanos con escaso tiempo para que unos comuniquen sus programas y los otros se enteren a conciencia de las propuestas formuladas. Habrá una aventura en el pronunciamiento electoral, influenciado por una radicalización política y la propaganda o el mensaje subliminal de los aspirantes.
También habrá una consulta popular en la que se votará sin la debida información y reflexión sobre sus propósitos y efectos. Se aspira que en el debate programado se puedan conocer y diferenciar las ideas de los candidatos, que ojalá expresen con claridad qué harán cuando gobiernen.
Para quienes nos aferramos a una mejor democracia y a un Ecuador con más estabilidad, seguridad y bienestar social; a que se reviva el patriotismo y decoro que caracterizaron en el pasado el ejercicio de una función pública, esperamos un programa mínimo de gobierno: concreto, sustentado, sensato, que corrija los males que padece el Ecuador; que enfrente decididamente una corrupción enquistada en los diferentes estamentos de la administración pública.
Sin depurar procesos torcidos y un cambio de conducta de gobernantes y gobernados, será muy difícil mejorar las condiciones de vida de la población.
No se trata de pedir al ciudadano que escoja bien, corresponde a los candidatos demostrar antecedentes, sus conocimientos sobre administración estatal, que están preparados y merecen desempeñar el más alto cargo del Estado; explicar cómo hará realidad lo que propone, con qué recursos, sin enunciados genéricos. El país no está para más improvisaciones; está pagando un alto costo al ser gobernado los últimos años por quienes por vanidad, irresponsabilidad, imprevisión, gobernaron para amigos y partidarios, olvidando su compromiso con el Ecuador.