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Balance poco alentador

Avatar del Medardo Mora

El peor error es esconder o maquillar un problema por duro que sea, eso es autoengañarse y aleja la solución de la problemática existente que seguirá creciendo

Fin de año es momento para hacer un balance de la situación en que nos encontramos. Ese balance debe ser el reflejo de la realidad, el peor error es esconder o maquillar un problema por duro que sea; eso es autoengañarse y aleja la solución de la problemática existente que seguirá creciendo.

El Ecuador vive una descontrolada inseguridad jurídica y ciudadana. Las últimas declaraciones del embajador de EE. UU., Michael J. Fitzpatrick, señalando abusos de jueces que liberan delincuentes vinculados a organizaciones criminales, desnudan la grave descomposición que existe en la administración de justicia, eso impide tener la más mínima esperanza que en el país se respeten derechos y se dé la razón a quien la tiene. Si ese apoyo se da a personas que obran al margen de la ley, y se une la utilización de acciones de protección de garantías personales para interferir en otras funciones del Estado, se configura un desorden jurídico que ahuyenta la esperanza de una recta aplicación de la ley, factor fundamental en un Estado de derecho. Penosamente, nadie pone freno a estos desafueros. Los más altos tribunales jurisdiccionales: Corte Constitucional, Corte Nacional y Consejo de Judicatura no pueden mirar a un costado y eludir enfrentar decididamente tan preocupante realidad; si no actúan no pueden reivindicar su independencia.

A esa oscuridad que vive la justicia se une la radical confrontación política entre el Gobierno y la oposición que controla la Asamblea y la poco eficaz gestión de los organismos de control para evitar atracos a los recursos públicos. Las cifras demuestran que no existe una real reactivación económica como lo prometió el actual Gobierno, ni siquiera se llega a niveles anteriores a la pandemia, tanto en empleo como en crecimiento económico, y este año existe además inflación que en una economía dolarizada afecta a sectores de pequeños y medianos ingresos. Hay falta de una lucha frontal contra la corrupción, ausencia de un plan de gobierno que una por objetivos claros a los ecuatorianos; el centralismo burocrático sigue creciendo; todo lo cual vuelve poco alentador el futuro del país.