Combate a la corrupción

El Ecuador no puede seguir hundiéndose en el despeñadero de una retórica de acusaciones sin destino, de un mercadeo político de bajo nivel. Se requieren planes definidos y coherentes...
El principal vicio a superar en la estropeada democracia del Ecuador es el combate a la corrupción. Hay que recuperar la lección de Montalvo: "No soy enemigo de individuos ni de clases; donde está la corrupción, allí está mi enemigo; donde reinan las tinieblas, allá me tiro sin miedo". El Ecuador no puede seguir hundiéndose en el despeñadero de una retórica de acusaciones sin destino, de un mercadeo político de bajo nivel. Se requieren planes definidos y coherentes que sancionen comportamientos antiéticos que perjudican a todos los ecuatorianos, que en cambio sufren la falta de medicinas, de centros educativos adecuados, carreteras sin mantenimiento, seguridad social en crisis, escasez de recursos para atacar la creciente inseguridad y pobreza que alivien la angustiosa situación que viven millones de familias; mientras que quienes han lucrado inmoralmente de fondos públicos disfrutan desvergonzadamente sus atracos.
Nada justifica que millonarios despilfarros habidos en las refinerías de Esmeraldas y El Aromo, hidroeléctricas como Coca Codo Sinclair, Toachi Pilatón, la Ruta Collas en Quito, el poliducto PascualesCuenca, el gasoducto de Monteverde, la preventa de petróleo, los hospitales del IESS, la compra de medicinas e insumos, edificios judiciales, entre las muchas obras con escandalosos sobreprecios sigan impunes y no se recupere el botín de quienes se enriquecieron ilícitamente con esos negociados.
El gran filósofo y político romano Cicerón sostenía con razón que "enriquecerse con dineros públicos resulta ya no inmoral, sino criminal y abominable".
El axioma burocrático "crear dificultades para vender facilidades" sigue de moda. La vocación de servicio que caracterizó históricamente al buen funcionario público no existe, salvo excepciones todo se mueve por influencias políticas o sobornos; al ciudadano de a pie solo le queda hacer fila y esperar ser atendido en las oficinas estatales.
Se aspira que la nueva oficina que ha creado el presidente Lasso de control de la corrupción entregue resultados, aunque la ciudadanía confía más en la Comisión Anticorrupción nacida de la sociedad civil.