Crear oportunidades

En esa confusión los únicos ganadores son los pícaros y mentirosos, eso hay que terminarlo
El presidente Lasso propuso una megaley que recoge el pensamiento y posible hoja de ruta del Gobierno. Lo democrático es debatir la propuesta. Al país le interesa que exista estabilidad, más seguridad jurídica y menos inseguridad ciudadana; que se atenúen las angustias que viven millones de ecuatorianos. Esa realidad amerita una discusión patriótica; no queda tiempo para seguir escuchando opiniones de carácter faccioso que miran solamente intereses o visiones de grupo. Lo deseable es encontrar cómo superar la profunda crisis moral y económica en que está sumergido el Ecuador. Lo que no se debe hacer es sanear el déficit fiscal afectando la situación económica de personas de medianos o escasos ingresos, que generalmente terminan pagando los ajustes, incluyendo el de los combustibles.
El dilema no es montar un pugilato político; hay un cúmulo de problemas que requieren correcciones urgentes. Crear oportunidades no depende únicamente de nuevas normas legales, algunas son necesarias. Gobernar es un arte de hacer realidad en beneficio de la sociedad, lo que uno cree y desea, dentro de lo que es posible. Corresponde a quienes gobiernan crear el ambiente social, político, administrativo, para que impere la ley y exista paz. Es prioritario eliminar vicios enquistados en las diferentes funciones e instituciones del Estado, restaurar la mística y austeridad que debe tener un funcionario público o de elección popular. Es inaceptable que sigan creyendo que el cargo es un medio para enriquecerse, figurar, disfrutar del poder, olvidando su principal obligación de servir y atender al ciudadano.
No pueden subsistir organizaciones políticas de membrete que imponen candidaturas pagadas con fondos públicos; de eso deriva que se elijan personas sin trayectoria, sin representatividad. Es impostergable efectuar una firme e intensa campaña que desmonte la corrupción existente en la administración de justicia y organismos de control, convertidos en instrumentos de chantaje, abuso y persecución política; ya no se sabe quién obra honestamente y quien no. En esa confusión los únicos ganadores son los pícaros y mentirosos, eso hay que terminarlo.