Dicotomía política

Mientras esa dicotomía prevalece en el quehacer político, el país se hunde en una crisis que al no ser enfrentada se profundiza’.
La política en el Ecuador está reducida a una pugna de apoyo u oposición al gobierno de turno, ambos guiados por un mismo objetivo: tener poder y satisfacer intereses personales o de grupo, olvidando que primero está el bienestar de la población.
Hay irrespeto a la democracia y su división de poderes. El juicio político a miembros del Consejo de la Judicatura es una abierta metida de mano a la justicia de ambas partes; a esos intereses también responde el juicio que se seguirá a los miembros del CPCCS. No se trata de mejorar la labor de la administración de justicia ni de los órganos de control sino a órdenes de quién están. Lo democrático sería respetar el mandato constitucional y designar el presidente de la Judicatura de la terna enviada por la Corte Nacional de Justicia.
Mientras esa dicotomía prevalece en el quehacer político, el país se hunde en una crisis que al no ser enfrentada se profundiza; la inseguridad y el crimen organizado continúan creciendo, la descomposición moral invade amplios sectores burocráticos y ciudadanos, no hay confianza en la administración de justicia, la impunidad goza de garantías, no se busca soluciones a la severa crisis que sufre la seguridad social, la atención a la salud es muy deficitaria, no existen programas consistentes para mejorar la calidad de la educación, tampoco hay un plan definido de fomento de la producción y a pequeños y medianos productores agropecuarios, las empresas públicas siguen siendo un botín a repartir, perjudicando una buena prestación de servicios básicos. En síntesis, un Ecuador sin rumbo futuro.
El presidente Lasso en más de 15 meses de gestión no ha logrado construir espacios de gobernabilidad, ha perdido credibilidad, no ha sido consecuente con quienes lo eligieron para evitar el regreso de un gobierno autoritario. No se votó para que gobierne el grupo de CREO, debió asumir su responsabilidad histórica convocando a gobernar a personas especializadas y experimentadas en las distintas áreas de la administración del Estado.
El Gobierno paga cumplidamente la deuda pública pero se olvida de la deuda social.