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Garantías y paralizaciones

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Las garantías son para frenar abusos de funcionarios del Estado, pero también es abuso usar la fuerza o violencia para impedir ejercer derechos humanos como el derecho a trabajar y el libre tránsito’.

La actual Constitución en la parte dogmática es muy avanzada al garantizar derechos individuales y colectivos. Recuperando la memoria histórica esas normas nacen de una propuesta de académicos juristas de las universidades y escuelas politécnicas del país; establecen que el más alto deber del Estado es respetar y hacer respetar esos derechos, y prohíbe reformar parcialmente la Constitución para restringir su ejercicio.

Se dispone que los derechos y garantías constan de instrumentos internacionales que serán de directa e inmediata aplicación por y ante cualquier servidor público, administrativo o judicial; son plenamente justiciables y de interpretación favorable en su aplicación.

A las comunidades indígenas, pueblos afroecuatorianos y montuvios se les garantiza fortalecer su identidad étnica- cultural, su organización, su educación intercultural, ser consultados ante una medida legislativa que pudiera afectar sus derechos colectivos y se protege a los pueblos en aislamiento voluntario.

Los derechos humanos son esenciales en una democracia, existen mecanismos legales para demandar su aplicación, incluyendo el incumplimiento por omisión y la acción extraordinaria de protección ante la Corte Constitucional, a efectos de que se corrijan fallos judiciales definitivos que afecten garantías personales.

En las obligaciones de las personas se recoge el precepto indígena ‘ama killa’, ‘ama llulla’, ‘ama shwa’ (no ser ocioso, no mentir, no robar). Se prohíbe tomarse el nombre del pueblo para hacer peticiones, paralizar servicios públicos; viola la Constitución. Las garantías son para frenar abusos de funcionarios del Estado, pero también es abuso usar la fuerza o violencia para impedir ejercer derechos humanos como el derecho a trabajar y el libre tránsito. Un paro perjudica más a quienes deben laborar diariamente para su supervivencia.

Los ecuatorianos desean vivir en paz, en democracia, con menos injusticias y más equidad. Aquello impone al gobierno y a promotores de desmanes a obrar con transparencia, sinceridad y lealtad con el país. Ni los caprichos ni las dádivas con sabor a demagogia tienen cabida.