Nubarrones a futuro

No existe un plan con objetivos nacionales definidos, que nos haga sentir que caminamos hacia metas más esperanzadoras
A quienes nos interesa más el futuro del país que el desenlace del juicio político que se tramita tras el dictamen de admisibilidad parcial de la Corte Constitucional, venimos señalando que la situación del país a futuro es de densos nubarrones. No existe un plan con objetivos nacionales definidos, que nos haga sentir que caminamos hacia metas más esperanzadoras, menos inciertas, de mayor bienestar. Siguen sin enfrentarse los complejos problemas que viven los ecuatorianos; el Estado y quienes lo gobiernan no cumplen su primer deber, dar seguridad a la población, tampoco se ha emprendido una lucha frontal contra la corrupción, no hay transparencia, se olvida que “un pueblo corrupto es indigno de vivir en libertad, pero tampoco lo salva el despotismo”; en esas condiciones es imposible una democracia estable.
Por la dolarización, la inflación es baja pero el costo de vida es el más alto de la región y eso incide en los porcentajes de pobreza; la falta de oportunidades provoca migraciones; la atención a la salud es deficitaria; la seguridad social se sigue deteriorando; las carreteras carecen de mantenimiento como nunca antes; esa realidad le ha hecho perder credibilidad al presidente Lasso y capacidad de convocatoria ciudadana para gobernar. La mitad de período que le falta para concluir su mandato, que sería lo deseable, lo coloca en situación de un gobierno débil, fallido, ha sido inconsecuente con el mandato popular que lo eligió contra la posibilidad del regreso de un gobierno autoritario y sectario, ha preferido gobernar vanidosamente con sus amigos. El cargo de presidente de la República es el más alto honor que puede alcanzar un ciudadano, pero le impone obrar con diligencia, responsablemente. Ahora está abocado a conseguir 46 votos en la Asamblea para no ser destituido y eso tiene costos.
Una sucesión constitucional del Vicepresidente A. Borrero, es de igual incertidumbre; tendría que buscar acuerdos de gobernabilidad con quienes auspician el juicio político. La opción de disolver la Asamblea es inoportuna y revolvería más la inestabilidad democrática. Muy oscuro el futuro del país.