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El sector agropecuario y sus penurias

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Felizmente el sector agroexportador tiene la ventaja de la demanda internacional de los productos que exporta

El sector agropecuario demostró el incuantificable aporte que hace al país en la crisis sanitaria que paralizó las actividades de la mayoría de ecuatorianos, al proveer de alimentos a la población, que no sufrió desabastecimiento para su subsistencia. El trabajo en el campo no se detuvo, tenía la ventaja de realizarse al aire libre; sus posibilidades de contagio eran menores, no exenta de riesgos para quienes se movilizan a mercadear sus productos en centros urbanos.

El presidente G. Lasso ofreció en campaña otorgar créditos a bajo interés y largo plazo a pequeños y medianos productores agropecuarios, lo cual es necesario; incluso prometió devolver el nombre de Banco de Fomento al actualmente denominado BanEcuador, recordando quizá que con la anterior denominación esa entidad crediticia constituyó en el pasado un confiable soporte del sector rural. Actualmente es un ente burocratizado que no ha escapado a manejos clientelares y corruptelas.

Lo ideal sería el “encuentro” de mecanismos que garanticen precios de sustentación a los productores a través de subsidios o seguros estatales. El agricultor no busca dádivas, pero sí requiere asistencia técnica, agua para riego, crédito ágil y oportuno, que le permita ser eficiente en la crianza de ganado y cosechar sus siembras, frente a intermediarios que aprovechan las buenas cosechas y una mayor oferta para bajar precios que no cubren costos de producción.

Se espera que la actual ministra, Ing. Tanlly Vera, vinculada a la actividad agropecuaria y que conoce sus necesidades o angustias, logre que este sector generador de riqueza y trabajo sea atendido como merece, lo cual es urgente dada la crisis acumulada que sufre y por ser el que abastece el consumo interno; dotarlo de servicios básicos, restaurar el Iniap, de gratos recuerdos, como centro de investigaciones. Ojalá el apresurado paro del pasado lunes sea superado mediante diálogo franco y abierto, que evite a futuro cierre de vías que afectan el derecho humano de libre movilidad de terceras personas y eso no es justo.

Felizmente el sector agroexportador tiene la ventaja de la demanda internacional de los productos que exporta.