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Segunda vuelta previsible

Avatar del Medardo Mora

Dependerá de la capacidad de diálogo del nuevo presidente construir gobernabilidad con la Legislatura y la sociedad civil

En las anticipadas elecciones del pasado domingo, manchadas de sangre por el vil asesinato del candidato Fernando Villavicencio, los ciudadanos concurrieron a las urnas y renovaron esperanzas por un mejor futuro. Habrá una segunda vuelta, como estaba previsto, con el sorprendente crecimiento electoral en los últimos días del candidato Daniel Noboa, que capitalizó el voto indeciso básicamente de la juventud, que anhela tener oportunidades para realizarse en sus aspiraciones, con servicios públicos como seguridad, salud, obra pública, que el actual gobierno no supo atender.

 Es evidente que el debate, donde se mostró concreto y ecuánime en sus intervenciones y su posterior campaña en redes sociales, ayudó a posicionar el mensaje del candidato Noboa. Eso lo favoreció ante el agotamiento ciudadano, que observa una excesiva radicalización de confrontación política, que aleja la posibilidad de encontrar acuerdos mínimos que contribuyan a superar la dura crisis existente, con necesidades acumuladas que no han sido satisfechas por los últimos gobiernos, que han preferido gobernar para su grupo de partidarios y amigos, olvidando su responsabilidad con el país.

En este balotaje se repetirá el escenario y dilema de las elecciones del 2021. Enfrentará a quienes desean regresar al poder para establecer un régimen autoritario, con un Estado regulador, interventor y controlador de todo, y quienes queremos vivir en democracia, en libertad, con seguridad jurídica a través de instituciones que actúen dentro de un Estado de derecho, que faciliten la vida de las personas y no someterlas a la mendicidad de servicios que el Estado debe proporcionar.

La Asamblea tendrá un alto porcentaje de legisladores reelectos, estará políticamente fragmentada, con un grupo numeroso del movimiento que auspiciaba al fallecido candidato Villavicencio, y que tendrán el compromiso de mantener la bandera de lucha contra la corrupción que él realizaba.

Dependerá de la capacidad de diálogo del nuevo presidente construir gobernabilidad con la Legislatura y la sociedad civil. De sus aciertos o errores dependerá que sea un gobierno de transición o que continúe el 2025.