El bienestar deseado

"Al igual que la COVID, la corrupción también ha tomado características pandémicas en los últimos 14 años"
La COVID-19 ha venido minando la vida y los recursos económicos de los ecuatorianos por la pérdida de plazas de trabajo, el cierre de los negocios, el incremento del consumo de drogas, sobre todo en los hijos de los sectores vulnerables, los que, a más de aquello, ante la falta de trabajo pasan a ser reclutados por los carteles de la droga para ser microtraficantes, colocadores de préstamos chulqueros como medio de lavado de activos, o engrosar las filas del sicariato, ante los malos repartos, la falta de pago o traiciones.
Al igual que la COVID, la corrupción también ha tomado características pandémicas en los últimos 14 años, al no tener miramiento con el dolor, necesidades y padecimiento de las familias por el contagio y pérdida de familiares, por el acaparamiento de medicamentos y/o insumos médicos, o por la explotación inhumana gracias al sobreprecio de los mismos; razones suficientes para encontrar la motivación que llevó a la mayoría de los ecuatorianos a apostar por un modelo distinto al del correísmo socialista, mentiroso, corrupto e inepto.
Durante la precampaña y la campaña electoral propiamente dicha, se insistió en el modelo exitoso de la gestión público-privada en las administraciones del Ing. León Febres-Cordero y del Ab. Jaime Nebot; sumado al éxito, en lo privado, de Guillermo Lasso como gestor de acciones sociales. Tal situación contrastada con la debacle socialista, fue la razón por la que el electorado optó como último recurso de esperanza, por apostar por el modelo exitoso para ser replicado a nivel nacional desde el Ejecutivo; a más de transformarse en la expresión visible de repudio al correísmo y lo que esto representaba.
Para que tales esperanzas no resulten vanas, la ciudadanía debe tener clara la necesidad de asegurar la gobernabilidad, la cual solo puede ser realidad si cumplimos nuestro deber cívico de propiciar el pacto social de moratoria, de por lo menos el primer año de gobierno, para ver si de acuerdo a los resultados caben o no las posiciones radicales de ciertos sectores sociales; solo así podremos alcanzar el bienestar deseado.