Modesto Apolo: El diagnóstico
Solo así erradicaremos de raíz el mal que aqueja a nuestra sociedad
Diagnosticar es identificar una enfermedad o afección a partir de los síntomas que presentan.
Aplicando tal principio a la vida política-institucional del Ecuador, para identificar la enfermedad que genera síntomas como corrupción institucionalizada, ingobernabilidad, inseguridad, desempleo, desinstitucionalización de los estamentos del Estado e infiltración del crimen organizado en diversos estamentos del Estado, identificados los síntomas, descubramos la enfermedad y sus causas.
Somos un país de “derechos” por sobre la norma legal, conforme la Constitución del 2008, la de Montecristi, calificada como garantista; llena de derechos y con poca exigencia en cuanto a las obligaciones se refiere.
En teoría sociopolítica, una sociedad donde solo se reconocen derechos e irrespeten las obligaciones, se generan consecuencias negativas como:
1) Colapso del orden social y toma de la sociedad por el crimen organizado.
El irrespeto de las obligaciones, afecta a la sociedad; por ejemplo, si las personas exigen justicia pero no cumplen con las normas legales, el sistema judicial se vuelve ineficaz.
2) Crisis institucional: si los ciudadanos no cumplen obligaciones básicas como respetar las autoridades, las instituciones pierden legitimidad y eficacia, llevándolas al caos y/o a la anarquía.
3) Desigualdad y abusos: sin obligaciones claras, quienes tienen más poder podrían abusar de sus derechos sin restricciones, afectando la gobernabilidad, generándose estancamiento económico y social.
En resumen, el diagnóstico nos devela que debemos retornar al Estado de derecho. Para aquello, si queremos erradicar la enfermedad, debemos privilegiar el imperio del derecho, para acabar con la impunidad, tirando al tacho de basura la Constitución de Montecristi.
Para recuperar la gobernabilidad, no debemos elegir a quienes los últimos ocho años han ejercido la dictadura parlamentaria, boicoteando a los gobiernos de Moreno y Lasso, y pretendiendo hacerlo con Noboa, a más de haberse convertido en el brazo político de la delincuencia organizada.
Solo así erradicaremos de raíz el mal que aqueja a nuestra sociedad.