El futuro en juego

"O jugamos la misma partida de promesas vanas y miseria asegurada, o cambiamos de juego y apostamos en favor de la prosperidad"
Sufragamos en un ambiente lleno de dudas generadas por las actuaciones erráticas del CNE, las que tejieron un velo de desconfianza sobre la imparcialidad y transparencia del actual proceso electoral.
Desde la antigua Roma la clase política expresaba: “al pueblo pan y circo”; frase vigente, salvo que actualmente hay más circo que pan, porque la mayoría de la población languidece por falta de trabajo e ingresos.
Peleas internas, inscripción forzada con documento de identidad erróneo, propaganda electoral a nivel nacional con la imagen, en primer plano, de un delincuente prófugo, cuya sentencia le prohíbe de manera expresa participar en campañas de elección popular; sentencia ignorada por la autoridad electoral, no sé si en razón de su “alto espíritu democrático”, permitiendo el desacato a la autoridad judicial por parte del delincuente prófugo, el que se burla de la justicia y del pueblo, porque con el dinero que el CNE destina para las campañas de los partidos y movimientos políticos, el prófugo del ático sigue manteniendo vigente su imagen política, con su nombre e imagen en primer plano y su títere candidato en segundo plano, dejando en claro quién manda.
Los chimbadores están fuera del tablero electoral, con cinco minutos de fama en redes sociales sobre sus hombros y con el récord de haber sido candidato a la Presidencia de la República en su hoja de vida, sin importar si solo votó su sombra por él.
La estupidez y la irresponsabilidad jamás fueron virtudes, pero están presentes desde el 2006 en que fertilizaron el terreno para que prenda el discurso populista y eche raíces el gobierno saqueador, corrupto y explotador de Correa; lo seguimos viviendo porque el andamiaje correísta continúa en el poder agazapado, camuflado; de ahí que estamos como estamos. Las cartas están echadas, o jugamos la misma partida de promesas vanas y miseria asegurada, o cambiamos de juego y apostamos en favor de la prosperidad, capacidad, honestidad y decencia; porque lo que está en juego es mendigar dádivas del Estado o progresar con nuestro trabajo; porque nuestro futuro está en juego.